Migue hace un libro

Opinión:

A pesar de tratarse de un libro carente de aventuras, emoción, acción o suspense, dentro se halla un grandísimo y excelente trabajo donde se explora el mundo metaliterario, es decir, donde el mismo libro introduce elementos que hablan sobre la propia literatura. El interés se centra en el libro que le entregan a Migue (que no Miguel) para poder ser capaz de hacer un libro. El libro en cuestión, totalmente inventado, "Cómo hacer un libro rápidamente", es un libro enmarcado dentro de la historia principal donde se explora tanto el mundo de la creación física del soporte de papel o cartón como de la creación literaria, desde la trama hasta la estructura de la narrativa, pasando por personajes o ilustraciones.

Este libro informativo se mezcla entre las páginas de la historia, en la cual Migue se abona al tedio después de sufrir una lesión en el pie que le obliga a permanecer en casa. Él es un niño chico, que ve a su padre en el intento de precisamente crear un libro y se propone emularlo (e incluso superarlo). Durante todo este proceso descubrirá el mundo del libro, un mundo cada vez menos habitual en los hogares del mundo. Las ilustraciones, tanto de la historia como del manual inventado, ocupan la mayor parte de las páginas, dándole sentido, comprensión y ejemplo. Son ilustraciones con un toque de despreocupación, un tanto mal pintadas a caso hecho, que desprenden humor y diversión, y todo ello para enarbolar un efecto cercano al niño o niña que dibuja y cuyos dibujos se acercan más a la incomprensión que a la aclaración. Esto, obviamente, atrae el interés del lector infantil, que se ve en parte reflejado. Y qué más interesante que montarse su propia historia, cuando precisamente las ideas se desbordan y se encuentran en una etapa de constantes creaciones y mundos fantasiosos. 

Jesús Ortiz Pérez del Molino usa todo su ingenio para elaborar un libro inteligente, curioso y formativo, pues al final de la lectura el lector/a tendrá una idea bastante clara de cómo montar un libro físicamente y de cómo pergeñar la ardua tarea de escribir. Él, oriundo de Cantabria, es un editor con una extensa carrera en ese campo, además de trabajar como traductor. Escribe regularmente en diarios y ha participado activamente en revistas.

Kike Ibáñez, de San Sebastián, traza unas ilustraciones chulísimas. Desde 2008 se dedica al mundo de la imagen, trabajando para editoriales, empresarios, actores, músicos y muchos más.

Lectura recomendada para mayores de 8 años. 

Cristià Serrano