La matriarca

Opinión:

Pablo Rivero se consolida como autor del nuevo thriller con su sexta novela: "La matriarca". Un misterio que juega con el lector y profundiza en temas como la vejez, la soledad y la exclusión social en una sociedad «canibalizada». A una madre no se le puede ocultar nada. Ni el secreto más oscuro queda a salvo de su mirada.

La teniente Candela Rodríguez (los que sigáis las obras de este autor la conoceréis de otros libros) y su subordinada, Sandra Martínez, deben investigar si la caída de una mujer anciana llamada María fue un suicidio o un asesinato. Ella vivía de alquiler en un bloque de apartamentos cuya dueña es Felicidad, matriarca familiar.

El autor nos describe un escenario realista de un barrio obrero de la capital venido a menos. Vecinos mayores, vulnerables que sufren ataques de robos con violencia. En esa angustia vivía María, después de que una mujer mayor acabara en coma tras ser una víctima más. María fue encontrada en el patio de luces de su finca al precipitarse al vacío. Ahí podrían empezar nuestras dudas, ¿se suicidó? Todo apunta a ese desenlace, ella tenía pánico abrir la puerta a desconocidos, pero cuando Felicidad entra en el piso junto a la teniente ve algo que enciende sus alarmas...

Felicidad, con sus ochenta años, compartirá protagonismo con la teniente Candela en una historia donde nada es lo que parece y muchos mienten.

Usando una atmósfera asfixiante y manejando a la perfección el suspense psicológico y una ambientación real de creciente tensión y crudeza, nos adentraremos en una trama donde el misterio no será simplemente saber si hubo o no asesinato, también es la búsqueda contra reloj de la matriarca, que de repente desaparecerá de la finca cuando estaba cobrando los alquileres. Mientras, el autor irá envolviendo la historia de temas cotidianos, que a todos nos pasan y con los que nos sentimos identificados; problemas con nuestra familia, nuestra comunidad de vecinos, situaciones normales que son los que derivan muchas veces en los mayores problemas que nos podamos imaginar. Pablo pone el dedo en la llaga sobre temas  duros, tocando situaciones complejas, ya sabemos que, a la hora del suspense, se mueve como pez en el agua, como el eximio escritor que es.

Una investigación difícil de llevar por las tensiones existentes entre Candela y Sandra, hará que cada una indague por su cuenta.

Narrada desde diferentes saltos temporales, iremos sabiendo como lectores más cosas que la propia teniente. Buenos diálogos interrogando a la familia de Felicidad, que guarda sus propios secretos personales e inquilinos de un bloque de apartamentos en el cual algunos pisos se usan de trapicheo. ¿Vieron algo estas dos mujeres que no debían?

Seguimos pasando páginas intentando averiguar si la matriarca está secuestrada o muerta aunque, si sois lectores avispados, tendréis resuelto el caso, no es difícil la propia matriarca dejó una pista interesante sobre la muerte de su amiga María y de la propia sabremos que le gustan las series de detectives...

Temas crudos se irán enlazando en esta intriga, asuntos tan importantes como la vulnerabilidad de la Tercera Edad, lo que viene a ser la exclusión del anciano llevándolo a la soledad, pensiones bajas, desprotección social, maltrato, abusos, aprovechamiento de su incapacidad o dependencia para gestionar su dinero y saquearles, fallidas políticas de inmigración...

Un final que va cerrando  incógnitas, sabremos del caso María y de Felicidad, pero el desenlace mejor será el de la teniente y su subordinada, qué queréis que os diga, es brutal, es tan inesperado que, aunque quedamos satisfechos con el cierre de los otros dos casos, nos dejará una sensación de vacío al pasar la última página. Este último giro es completamente inesperado.

Buena lectura que entretiene.

Violeta Lila