La rubia de ojos negros

Opinión:

Un escritor va desarrollando un estilo propio y una personalidad única página a página, libro a libro, y a medida que la vida va dejando atrás la inexperiencia se hace con un universo propio y un punto de vista íntimo y personal. Por esta razón el trabajo que hace John Banville en esta magistral novela, es una tarea doblemente compleja porque no se trata solamente de configurar una trama consistente y unos personajes redondos, que parecen estar actuando por propia iniciativa, sino que consigue zambullirnos en la misma atmósfera que rodea al legendario Marlowe, cargada de la melancolía que se respira en las novelas de Chandler, captando además el efecto que ese estilo narrativo produce en lectores de ya tantas generaciones.

No faltan el pesimismo, la ironía, ni los brillantes discursos internos de Marlowe en los que se refugia en su eterno cinismo, siempre tras la cara del mítico Humphrey Bogart. El detective fue interpretado por distintos actores a lo largo de la historia, pero para mí el arquetipo de  tipo duro que se esconde tras unos valores idealistas, será siempre Bogart.

"La rubia de ojos negros" es una novela que podría haber sido escrita perfectamente a finales de los cincuenta, tras la última aparición de Philip Marlowe en un manuscrito firmado como Playback por el maestro Chandler. La historia comienza cuando la hermosa dama de clase alta que da título a la obra se planta en la oficina del detective, solicitando sus servicios para que encuentre a un antiguo amante llamado Nico Peterson.

Marlowe iniciará su investigación, descubriendo poco a poco que detrás de aquella anodina petición hay mucho más de lo que parece y quizá ni siquiera podrá fiarse de las palabras de su distinguida clienta. A lo largo de la narración, la cual no puedo seguir desvelando, nos encontraremos con muchas referencias a personajes aparecidos en novelas anteriores, tanto por los recuerdos que se despiertan en la cabeza del detective como alguna pista que le pueda llevar a desenterrar historias del pasado.

La recomiendo fervientemente a los nostálgicos de la novela negra que ya posean en su biblioteca las grandes historias de Dashiell Hammett, Dorothy L. Sayers, Georges Simenon o del propio Raymond Chandler. De igual manera, considero que es una lectura recomendable para quien quiera asomarse por primera vez al género, con esta obra impecable que sabe a clásico pero ejecutada con la precisión contemporánea que caracteriza al genial John Banville.

Ana Olivia Fiol