Los rostros de Victoria Bergman 3. Catarsis

Opinión:

Tras repasar mentalmente todos los datos sólo puedo decir: ¡Qué listos han sido los autores! En realidad no nos han engañado, pero hemos creído lo que ellos querían que creyéramos porque estamos ante una novela y no una película. En un filme algo podríamos haber detectado, en una novela nosotros ponemos rostros y no memorizamos tantos detalles porque no son visuales, de modo que si ellos querían que creyéramos algo, lo consiguieron. Por lo tanto, enhorabuena a la pareja que firma como Erik Axl Sund.

Nos hablaron de niños desaparecidos, utilizados y torturados por un personaje femenino. Nos hablaron de un policía corrupto. Nos hablaron de una operación quirúrgica a Madeleine. Nos hablaron de Gilah (de la niña de Kiev y Dachau, y del barco). Nos hablaron de las pérdidas de memoria de Victoria y su sentimiento de culpabilidad. Nos hablaron de Ivo Andric -el forense- y de Hurtig -el compañero policía de Jeanette- y sus preocupaciones familiares. Nos hablaron de los niños momificados. Nos hablaron de Ulrika Wendin y Linnea -las otras dos jóvenes víctimas de violaciones-. Nos hablaron de la historia de amor imposible de Jeannette. Nos hablaron de una mujer que se hacía pasar por hombre. Nos hablaron de Hannah y Jessica -las otras dos compañeras de clase de Victoria-. Nos hablaron de muchísimas cosas y siempre supusimos lo que ellos querían que supusiéramos. Bien, pues en "Catarsis" no existen las bombas de las dos primeras partes porque ya estamos curados de espanto -bueno, no tanto, esperad a ver la casa del personaje que se dedica a momificar cuerpos-, sin embargo tenemos respuesta a todo. Y cuando vuelves a poner en orden la información que tienes algo cambia dentro de ti. Mujeres. Niñas torturadas que se convierten en mujeres. O quizá alguien que nace ya con maldad y se reafirma conforme crece. Y puede que sientas lástima por una de ellas, que aplaudas a la otra -quién no ha deseado ver esas venganzas cumplidas después de leer tantos horrores a las que niñas y niños fueron sometidos por hombres y mujeres adultos-, pero habrá otra de la que sepas que lo suyo es maldad de verdad. Personalidades múltiples, venganzas, y el MAL.

Como en "Persona" y en "Trauma", aquí hay una bomba más, sólo que algunos lo vemos mucho más claro y posiblemente mucho antes porque una sola pista es suficiente para saber qué relación tiene Gilah con toda esta historia oscura y depravada. A partir de ese momento tú, como lector, empiezas a forzar la nueva imagen que te has hecho del personaje, una imagen visual, y recuerdas detalles del pasado, como cuando se hablaba de lo rara que era esa persona en comparación con el resto -por ejemplo, no se quitaba la ropa-. Así que aunque es una sorpresa y de hecho es la que da sentido a toda la retahíla de horrores que se viven en estas vidas truncadas, también es cierto que lo puedes pillar al vuelo y sólo necesitas saber cómo acabará todo.

Aunque quizá lo mejor no sea esto, sino otra cosa. Victoria Bergman y Madeleine. Sus actos. Ésa es la verdadera traca, aunque el detonante esté en Gilah. Lástima que no pueda dar datos porque cuando empiezas a tener información nueva -esos retazos de vida que cambian el sentido de la historia- vuelves al inicio y tienes que empezar a cambiar rostros y hechos. Al final, a Victoria sólo le deseas lo mejor. A sus otras personalidades… puedes decirle adiós y quizás hasta agradecerles que alguna vez estuvieran ahí con ella. Y no puedo contar más, porque en "Catarsis" hay muchos personajes y todos tienen una importancia fundamental, y cualquier detalle que cuente de ellos sería desvelar algo importante (por eso soy tan críptica en estas reseñas).

Esta es una catarsis de verdad. Lo es de Victoria, lo es de Madeleine y casi hasta del propio lector para superar la dureza de todas las barbaridades que ha leído y ha necesitado asimilar (y me dejo nombres, de nuevo debo ser críptica).

Es fundamental leer "Catarsis" para ver el gran trabajo que han hecho los autores llevándonos por el camino más oscuro del alma humana, el de las víctimas y el de los criminales, pues en ambos casos son sendas retorcidas, y no todas llegan a perdonarse. El problema es todo lo que dejan atrás.

Va a ser imposible olvidar "Los rostros de Victoria Bergman". Imposible.

Eso sí, advertir a quien aún no se haya adentrado en este oscuro mundo que esta es una lectura dura, muy dura.

Anika Lillo