Los muertos no saben nadar

Opinión:

"Los muertos no saben nadar" es la nueva novela de Ana Lena Rivera. En ella encontramos de nuevo a Gracia San Sebastián que, en esta ocasión, colabora con la policía.

Aunque podríamos decir que "Los muertos no saben nadar" es una historia independiente, sí que los personajes y parte de la historia está relacionada con las dos novelas anteriores, así que recomiendo seguir el orden, ya que si no, muchos de los detalles y sucesos personales no tendrán sentido por sí solos.

Me ha gustado mucho que la autora siga la línea de las dos novelas anteriores, "Lo que callan los muertos" y "Un asesino en tu sombra", ya que al final, les cogí un poco de cariño a los personajes y quedé con ganas de saber más de sus vidas.

Al finalizar la lectura de "Los muertos no saben nadar", la autora, Ana Lena Rivera, nos deja de nuevo algunos caminos abiertos, tanto en lo personal de los personajes como en lo profesional, por lo que espero que pronto podamos leer más al respecto de Gracia San Sebastián.

"Los muertos no saben nadar" es una novela negra, con un toque de thriller, que me ha tenido enganchada desde la primera página. La manera de narrar de Ana Lena Rivera es muy amena, ligera y cómoda a la hora de conseguir que nos sintamos dentro de la historia. He ido devorando sus páginas sin darme cuenta, ya que la historia empieza fuerte: con un niño que encuentra un brazo amputado en un agujero del muro de la playa de San Lorenzo, en Gijón.

En cada capítulo tenemos una narración actual, 7 de diciembre 2019 y días sucesivos, y también una narración de unos hechos pasados, a partir del 14 de febrero 2019.

Pero sin duda, lo que más me ha gustado, es la facilidad con que la autora mezcla la investigación policial con los entresijos personales de cada protagonista. Aunque tenemos una protagonista clara, Gracia San Sebastián, también hay otros personajes que adquieren valor, como su amiga Sarah, la forense Camila, su amiga Geni, o Adela, su madre. En este aspecto, la autora ha seguido la línea de su segunda novela, son personajes importantes, con cierta participación en el caso, pero la justa, no como en la primera, que estaban más implicados. Por el contrario, sí están muy unidos a la situación personal de Gracia San Sebastián, lo cual le da, a mí manera de ver, un toque más real a la historia. Problemas de familia, divorcio, amistades, seguir adelante o una nueva relación, como en la vida de cualquier persona, estarán presentes en "Los muertos no saben nadar".

El único pero que le tengo que poner en esta ocasión, es la parte del blanqueo de dinero y la estafa piramidal que Gracia San Sebastián investiga. En ocasiones me ha resultado algo densa o me he perdido en las explicaciones, ya que no me llamaban la atención. Por suerte, han sido las menos, y como pronto volvía al tema del brazo amputado y los demás sucesos que iban ocurriendo, de nuevo me volvía a enganchar. Realmente, ambos casos están unidos, así que irá avanzando la historia a la par en los dos caminos.

Empecé a sospechar pronto lo que podría haber ocurrido, quién era el asesino. Acerté, aunque no los motivos ni otros detalles de alrededor. A pesar de mi sospecha, he seguido leyendo la novela con ganas y no ha perdido calidad en ningún momento. Es más, el epílogo me ha sorprendido y me ha dejado con una sonrisa en los labios, Ana Lena Rivera ha cuidado hasta el mínimo detalle para que no quedase ninguna incógnita sin resolver que pudiese restar potencial a la historia en rasgos generales.

Cabe mencionar también que antes de comenzar la novela encontramos dos mapas, uno de Gijón, y otro de Oviedo, con los escenarios principales en los que se desarrolla la novela. Es un punto que me ha gustado y que agradezco, ya que ayuda a situarnos mientras leemos, y también nos puede animar a visitar ambas ciudades para conocer los sitios, ya que la pasión con que descubre algunos, nos dejará una buena sensación y una pizca de curiosidad.

"Los muertos no saben nadar" es un thriller que dejará al lector con muy buen sabor de boca y con ganas de leer más de esta investigadora tan peculiar.

Vane Gómez