Los hijos de Atenea

Opinión:

Nicole Loraux reivindica con erudición y contundencia intelectual el papel del mito como instrumento de aproximación intelectual a las ideas que conforman una época, una sociedad, en este caso una democracia como la ateniense. Un mito que sirve de explicación de esos valores temporales, pero al mismo tiempo aporta una imagen de una época, permite una aproximación a un momento y lugar concretos de la historia, y por tanto de fundamento para un determinado orden social, incluso de legitimidad política que sustente un juego de poderes y sumisiones.

Ese mito que, como bien señala esta ensayista, es un elemento cotidiano, común, social, que crea y dota de identidad a una comunidad en todas sus manifestaciones tanto colectivas como individuales, porque se nutre de una tradición que sedimenta valores y actitudes. A diferencia de otros historiadores que desprecian el valor del mito, como una simple manifestación de superstición o ignorancia, poniendo más el foco en una historia de las instituciones. Pero Loraux argumenta que la "historia no puede permanecer indiferente a la cuestión de la autonomía de la narración: no existe ningún mito que sea totalmente autónomo respecto a la realidad".

Este ensayo cobra especial interés cuando analiza la indisoluble relación entre Atenas y Atenea, la ciudad mítica que dota de una especial dimensión al concepto de lo "político", simbolizada en una divinidad femenina. Especialmente el elemento diferenciador, la "autoctonía", que otorga valores superiores con respecto a otras sociedades al hecho de ser de y en Atenas, relacionados con el fundamento de la igualdad política que emana de la aparición del primer ateniense.

Un mito sustanciado en una realidad política que significativamente marca en negativo a las mujeres en su orden social, mientras que lo hace en positivo por esa "divinidad mujer", que pone en segundo plano la importancia del papel de la mujer en sociedad mientras atribuye a la diosa las funciones de "padre y madre" de la comunidad, precisamente por ese mito típicamente ateniense que señala que se nace de la tierra y no de las mujeres, en una sublimación del valor del ser ateniense que niega la realidad mientras propone una mixtificación de esa superioridad alineada con esa autoctonía con efectos políticos.

Un mito que narra el origen del hombre, mientras ignora el origen de la mujer, porque entiende que ese tema no es relevante para su discurso explicativo de la realidad. Y por tanto, los efectos de ese mito se constatan en la práctica política que "no conoce ciudadana alguna", que incluso alcanza el propio lenguaje que no tiene nombre para la mujer de Atenas. Una exclusión social de la mujer inspirada en el mito para justificarse, recurriendo a una diosa sin madre, como símbolo de la ciudad, que precisamente rechaza para sí misma el matrimonio y la maternidad para garantizar el adecuado funcionamiento de las instituciones. Esa fantasía, como sugiere Loraux, del héroe varón que sueña con un mundo sin mujeres y que quiere ser protegido por una diosa que no ha salido del cuerpo de una mujer, esa que "no fue alimentada en la oscuridad de la matriz", una guerrera que vela por la fecundidad y seguridad de Atenas, y que por tanto dota a sus ciudadanos de una realidad singular precisamente por el valor simbólico de este mito.

A fin de cuentas, Nicole Loraux propone sumergirse en la diversidad de los discursos cívicos que hablan de la ciudadanía ateniense cuando tratan del origen y por consiguiente de la complejidad del aparato institucional que conforma la condición de ciudadano. Y en ese bucear en el mito encontramos respuestas para la identidad política de Atenas, y muy especialmente la discriminación cultural y política de la mujer en su seno. Un análisis certero, riguroso, documentado, brillante, y al mismo tiempo descarnado al enfrentarnos a una visión diferente a la que estábamos acomodados, o al menos, como señala la propia autora, un libro que sugiere y ofrece "una cierta distancia" para poder sumergirnos en el interior de los relatos sobre el origen de la sociedad ateniense para entenderla más cabalmente.

Jorge Riet