Los orígenes del fundamentalismo en el judaísmo, el cristianismo y el islam

Opinión:

La erudita Karen Armstrong nos vuelve a fascinar con riquísimo ensayo sobre los orígenes del fundamentalismo, que pretende ayudarnos a comprender las raíces del extremismo teocrático que sigue golpeando en la actualidad con actos terroristas y tremendos actos violentos contra la población civil en diversos puntos del planeta.

Como ella señala en el comienzo de su libro, los atentados del 11 de septiembre del 2011 contra las torres gemelas en Nueva York cambiaron el curso de la historia del mundo, porque simbolizaron que no había límites ni fronteras para un terror ya globalizado. Cuando pensábamos que la laicidad iba imponiendo su influencia y predominio sobre la política contemporánea, la violencia de orígenes religiosos nos ha devuelto a una realidad cuya explicación se escapa en un mar de confusas ideas y prejuicios.

Precisamente contra esa ignorancia esta ensayista ofrece un brillante recorrido histórico por esas ideas que sorpresivamente aún condicionan la política, la cultura, la paz e incluso la economía global. A pesar de los formidables cambios tecnológicos, de los fantásticos avances en medicina o alimentación, a pesar de los continuos alargamientos de las esperanzas de vidas de los seres humanos, ideas y dogmas muy antiguos alteran la convivencia colectiva, llevando el terror a pacíficas ciudades que habían olvidado las guerras y las muertes por las religiones.

Mientras el terror ahora se televisa, como nos recuerda Armstrong, el mundo se ha dividido en dos bandos enfrentados, el de la razón laica y el de los dogmas de fe que quieren imponer violentamente al resto sus limitadas y antiguas visiones de la vida y del mundo.

Esta brillante ensayista nos advierte que el fundamentalismo ha regresado para quedarse, y hay que aprender a vivir con esa tragedia. Y para poder sobrevivir hay que conocer sus raíces, sus pretensiones, sus tradiciones, su percepción de religión acosada, su visión desesperada y su derivada en forma de radicalismo violento, sus ideas por peregrinas que puedan parecer, y también de la responsabilidad del propio occidente que por sus propios errores han podido contribuir a ese resurgimiento tan dogmático como violento. Y para ese conocimiento nada mejor que este magnífico ensayo, que nos introduce en la historia de los fundamentalismos religiosos para enseñarnos a quien nos enfrentamos. Y además, para avisarnos lúcidamente de que las políticas convencionales se quedan cortas para resolver un problema tan complejo como desgraciadamente global, lo que requiere políticas sabias, prudentes, eficaces y también sensibles con las ideas del otro. Un libro absolutamente recomendable y necesario.

Jorge Riet