La última confidencia del escritor Hugo Mendoza

Opinión:

Estamos solo en verano, pero creo que esta puede ser la mejor novela que haya leído en el 2015. La portada, el título y la sinopsis me atrajeron enseguida, y a pesar de sus 800 páginas junto a su kilo y pico de peso, no me pude separar de él en días. Lo acabé antes de que transcurriera una semana, pero a regañadientes, alargando cada página y saboreándola un poco más a medida que me acercaba al inevitable final. Sin embargo, era un sentimiento contradictorio porque el cuerpo me pedía más y necesitaba resolver urgentemente los enigmas, en la trama principal y en las bien orquestadas subtramas que el autor ha sabido construir a la perfección.

En la novela vemos una interesante combinación de géneros, ya que, aunque está considerada, negra, de misterio, también contiene mucho (ácido e inteligente) humor, romanticismo (amores y desamores) además de un alegato contra algunos fenómenos actuales que conviene denunciar, como los son el maltrato infantil, las mafias, la corrupción o las sectas religiosas.

El personaje principal está muy bien creado: Víctor Vega, un profesor de universidad mujeriego y guapetón, con sus luces y sus sombras, real como la vida misma. Seduce su lado luminoso pero disfrutas de su lado gamberro y arriesgado. Imaginarlo al volante de un Porsche hecho polvo por las calles de Valencia, o por las autopistas, me ha hecho recordar inmediatamente al carismático pero autodestructivo Hank Moody, de la serie "Californication". Supongo que el estilo de la narración es muy visual, muy cinematográfico y resulta inevitable que durante la lectura pensemos en más de un referente hollywoodiense.

Víctor es el mayor experto en Hugo Mendoza, un icónico escritor que falleció antes de ver publicada su obra, y su viuda le hace un encargo muy peculiar ¿quién envía, cada 3 de diciembre, un manuscrito inédito escrito por el mismísimo Hugo? Ella alberga esperanzas de que el marido al que tanto amaba en realidad pudiera estar vivo en algún lugar, pero esa misma inquietud la está consumiendo.  

En sus aventuras por dilucidar ese misterio Víctor se verá envuelto en una serie de inesperadas peripecias y contará con la ayuda de unos personajes muy singulares. La mejor de todas, bajo mi punto de vista, es Paloma. Tiene un cerebro privilegiado, un fondo de armario de espanto y una obesidad mórbida que impacta, pero es la mejor amiga del profesor. Sus diálogos son audaces y frescos, pero llenos de verdades que nos hacen detener la lectura para reflexionar unos segundos. Malhablada y genio de las matemáticas por partes iguales, cuenta con la ayuda de una novicia, puritana y discreta, siempre escandalizada por el histriónico lenguaje de su amiga, pero que al mismo tiempo es una ingeniera informática y resultará una baza muy importante para Víctor.

No puedo decir mucho más sin desvelar jugosos elementos al lector. Será mejor que los vaya descubriendo por sí mismo, página a página, dejándose envolver por la intriga de una novela tan bien construida y por unas tramas acertadas, sin cabos sueltos, que entretienen pero que al mismo tiempo tocan una tecla en nuestro interior para hacernos pensar.

Es una novela que encantará al devorador de best-sellers y al mismo tiempo fascinará a aquellas personas que disfrutan con esas deliciosas novelas que basan su trama en la literatura misma, un libro dentro de otro, hipertextualidad o metaliteratura como dicen los expertos.

Ana Olivia Fiol