La huella del mal

Opinión:

Eva Santos y Teresa Yaner, dos chicas jóvenes asesinadas y colocadas en una posición muy concreta a las que les rodea, además, una ambientación y detalles correspondientes a la prehistoria y no a los ritos actuales en cuanto al enterramiento. Seis años de diferencia y una mujer y un hombre policía que trabajarán juntos por segunda vez y que tendrán que lidiar con sus sentimientos porque la primera vez eran amantes. La investigación criminal, las relaciones personales de antes y de ahora, y el envoltorio prehistórico que abraza a la historia es la base de "La huella del mal".

Más de 500 páginas (viendo que ha sacado la siguiente novela con la misma cantidad de páginas veo que tiene cierta tendencia a explayarse, cosa que no aconsejo siempre) que gustarán a un público muy amplio. Recuerdo cuando no tenía dinero y buscaba algún libro gordo que me tuviera entretenida mucho tiempo, cómo iba a una tienda y miraba los grosores en libros de bolsillo para seleccionar uno que me durara lo suficiente (así fue como leí "La plaga", "El último catón", "Los pilares de la tierra" o "El alienista"). Para quien esté en esa situación, buscando lecturas, entretenimiento duradero, y que le guste la mezcla de géneros expuestos anteriormente, encontrará en esta novela de Manuel Ríos San Martín un buen aliado, vaya eso por delante. Yo, que estoy en una situación donde me falta tiempo para leer y leo más que la media, tiro más hacia las historias con tensión.

Género negro, porque es una novela policiaca; sentimental, porque existe una relación personal entre los investigadores; histórica, porque dentro de la ficción histórica se recrea una parte de la prehistoria (ojo, tiene más peso lo anterior a esto último aunque la obsesión por la época prehistórica sea el eje central de la investigación): tres géneros que gustan en general, bien mezclados, sin interrumpirse unos a otros más que lo justo para que la historia avance.

La novela está contada como me gusta, con narrador omnisciente y en pretérito, algo que muchos han abandonado para adaptarse a otro tipo de narrativa más fría (aunque acabas acostumbrándote a ella) que puso de moda la trilogía de Suzanne Collins de "Los juegos del hambre". Así que desde aquí doy las gracias a Manuel por no escribirme estas más de quinientas páginas así, sino tirar de la narrativa de siempre, porque a mí me hace entrar en la historia de una forma mucho más natural.

Hay saltos en el tiempo porque las dos investigaciones son importantes, y además le sirve al autor para mostrarnos cómo fue la relación entre Silvia y Daniel. Confieso que a mí esa parte me daba exactamente igual porque las relaciones de amantes generalmente me sobran, pero la vida y la literatura están llenas de escenarios como éste y entiendo que sea algo que guste a un público muy amplio. Yo me conformo con que no sea el eje central así que también valoro esto en "La huella del mal".

Para mí, la parte más interesante, está al final de la novela. Es más, yo habría escrito solo la novela con la performance. Esto lo entenderá quien la haya leído, no así quienes aún vayan a leerla, pero es porque me gusta la acción, la tensión y las experiencias extremas en la ficción.

Además esta investigación se guarda alguna que otra sorpresa que gustará precisamente por eso, porque no te lo esperas, siempre relacionada con los personajes y los porqués. Los policías darán algunos bandazos buscando esos quiénes y esos porqués, lo que nos llevará a distintos ambientes y personajes. Sospechosos, unos pocos, para mantenernos bien entretenidos.

Y si tengo que hablar de personajes interesantes: Eva Santos y su hermano Gabriel. Ella, por su carácter dominante y salvaje; él, por su enfermedad no diagnosticada y su sumisión. Ambos, una caja de sorpresas que el lector descubrirá poco a poco.

Si tienes ganas de engancharte a una historia que mezcle la novela policiaca, las relaciones personales, las obsesiones, los secretos y la prehistoria… acércate a "La huella del mal".

Anika Lillo

Foto homenaje