Anika entre libros

El tiempo de las ilusiones sencillas

Ficha realizada por: Ana Vanesa Cremades
El tiempo de las ilusiones sencillas

Título: El tiempo de las ilusiones sencillas
Título Original: (El tiempo de las ilusiones sencillas, 2016)
Autor: Rafael Alcázar
Editorial: Suma de Letras


Copyright:

© 2016, Rafael Alcázar

© 2016, Penguin Random House Grupo Editorial S. A. U.

Edición: 1ª Edición: Enero 2016
ISBN: 9788483657874
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia recuerdos España autobiográfica cine dictadura franquismo época franquista supervivencia fútbol Estados Unidos literatura española novela infancia secretos radio Toledo años 50 vida rural años 60 colegio hambre Real Madrid miseria posguerra española política española nostalgia NO-DO Saeta Rubia Alfredo Di Stefano copa de Europa comunistas guerra de Marruecos Champions
Nº de páginas: 312

Argumento:

Rafael Alcázar, director, realizador de televisión y cine y guionista nos relata, en forma de novela, anécdotas de su infancia en un pequeño pueblo toledano durante los años cincuenta. Los estragos que la posguerra produjeron en el día a día de la gente humilde, los abusos de poder de la autoridad y la dureza de la vida cotidiana se entremezclan aquí con la inocencia del pequeño Rafa y sus amigos Lito y Adolfo. Esta es la historia de sus pequeñas alegrías y triunfos: sus colecciones de cromos, la curiosidad por el mundo de los mayores y escuchar en la radio los partidos del Real Madrid suponen las pequeñas ilusiones de un día a día marcado por la escasez y el gobierno franquista.

 

Opinión:

 

En "El tiempo de las ilusiones sencillas", Rafael Alcázar nos ofrece, en forma novelada, una compilación de recuerdos de su infancia. Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en ella es algo que desconocemos al adentrarnos en esta historia, pero ciertamente algo que destaca de ella es la mezcla de realismo y nostalgia que invaden sus páginas. El problema, el que yo le he encontrado, es justamente que esta dicotomía entre realidad y fantasía (o realidad extremadamente idealizada y azucarada) no está equilibrada y el resultado es más bien irregular.

Por un lado, he reconocido en "El tiempo de las ilusiones sencillas" muchos de los detalles de la vida durante el franquismo que tanto mis abuelos como mis padres me han contado mil veces: vemos aquí el hambre, el silencio y el sometimiento ideológico de aquellos años, pero también pequeñas cosas cotidianas como los álbumes de cromos que estaban de moda, los desayunos con cola-cao y un poco de pan o los severos castigos en la escuela cuando el maestro consideraba oportuno. En este sentido, la lectura se hace muy cómoda y "reconocible": muchas de sus imágenes están más o menos grabadas en nuestras retinas (a través de las numerosas películas sobre la dictadura que hemos visto) o en nuestra memoria colectiva (gracias a los mentados familiares de más edad). Se lee, por tanto, con mucha facilidad y sus capítulos breves te "pican" a seguir un poco más. A esto, se añade la más que clara profesión de su autor: Rafael Alcázar es, entre otras cosas, guionista, y su oficio se plasma en escenas claramente visuales que atrapan y consiguen que la lectura sea muy sensorial.

Sin embargo, por otro lado, el autor ha espolvoreado bastante azúcar glas sobre sus recuerdos y el resultado es una novela demasiado bienintencionada, demasiado idealizada de una época que, bien sabemos todos, nunca fue tan perfecta ni armoniosa. En principio, su carácter amable me atrajo y me resultó incluso gracioso, porque los personajes resultan entrañables en su inocencia (los niños) y sus caracteres típicos y tópicos (los adultos). Sin embargo, se le ven de lejos las costuras, se hace muy evidente que todos están pensados y escritos para resultar simpáticos o llegar a poder serlo (hasta el más perverso de los personajes nunca llega a ser malo-malo) y, sinceramente, esto me ha sacado por completo de la lectura en alguna ocasión.

Comparan la novela en su contraportada con "Cinema paradiso" y, lo cierto es que tendré que volver a verla porque la película me entusiasmó en su momento y sí, acabé llorando como una Magdalena, pero en ningún momento recuerdo que me resultara tan pretendida y laboriosamente diseñada para conseguirlo. Y con esto no estoy diciendo que "El tiempo de las ilusiones sencillas" sea una mala novela. De hecho, conozco a varios lectores a los que esta novela llena de nostalgia y polvo de hadas encantaría por todos los recuerdos que les traería, pero conmigo no ha funcionado. A mí me ha resultado forzadamente preciosista y, aunque soy consciente de que la infancia es un periodo que se presta (y mucho) a la idealización, me quedo con relatos de la niñez franquista más agridulces como "La lengua de las mariposas" de mi admirado Manuel Rivas.

Ana Vanesa Cremades

 

 

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