El museo de los espejos

Opinión:

El arte no existe sin reflexión. Si no provoca una respuesta en el espectador no es arte, sólo es pintura desperdiciada en un lienzo. Así entiendo yo el maravilloso mundo de las pinturas. Vais a leer un thriller cuyo protagonista indiscutible es una de las pinacotecas más importantes del mundo, El Prado. Luis Montero profundizará en los misterios ocultos que hay en algunas de sus más famosas obras.

Tres épocas diferentes (1819, 2018, 2019) todas unidas por un extraño símbolo. Con un ritmo narrativo que no se detiene, sabremos de un enigmático hombre enmascarado. Su máscara es como aquellas picudas que llevaban antiguamente los médicos de la peste. Dejándonos esa horrible impresión en el cuerpo, cambiará de escenario escribiendo una narración histórica perfecta de lo que fue el principio del museo hasta la actualidad. Y digo histórica, pues no es un simple resumen, son páginas y páginas. Obras expuestas que van desde cuadros, esculturas, grabados... desde los despachos hasta sus sótanos, que son los auténticos almacenes del museo. Se les conoce con el sobrenombre de El Prado oculto. Nuestro autor todavía va más allá, como buen profesor de historia del arte, narrara el origen de algunas piezas, todo ello con una tranquilidad que no cansa, al revés, te sientes fascinado por saber, es un aprendizaje increíble. 

Aun así, es consciente que unió el mundo del arte con el crimen. El placer de saber cosas nuevas lo entrelaza con la descripción de unos crímenes horribles. Un cuerpo descuartizado, una cabeza cortada y unos cuervos devorando la carne dentro de la propia habitación de la víctima, no es más que el comienzo de lo que está por venir. Pasado y presente se tomarán de la mano en busca de la verdad. Sin contar mucho sí os puedo decir que no estamos ante un libro en el que deberemos indagar quién es el asesino. Las pistas llegan por si solas con las explicaciones que se van dejando. Alguien pagará caro el haber entendido "las señales", el arte verdadero, signos de terror y muerte. ¿Puede un cuadro producir la locura?¿Copistas capaces de hacer cualquier cosa con tal de ganar la beca? Un museo repleto de corredores olvidados, un criminal que en cada muerte recrea cuadros. Incluso nos adentraremos en la leyenda que han contado muchos vigilantes en el turno de noche con fenómenos extraños, sombras, susurros, mientras velan las salas del museo. 

Aunque lo mejor de todo para mi, es que el autor no nos atrae con personajes imposibles. Los construyó como nosotros, viviendo la vida cotidiana, mostrándonos el valor de lo que tenemos y quiénes somos. Con un diálogo auténtico creó un mundo que nos mantendrá enganchados hasta el final.

Dos personajes principales, Judith una joven copista y Guillermo, un conocedor de los símbolos del arte. Juntos investigarán que hay detrás de los asesinatos y también darán a conocer lo que se esconde tras las pinturas más famosas como son: Ixión de Ribera, Saturno de Goya, Las hilanderas de Velázquez,  entre otros. 

Muchísima historia contada sobre la iconografía. De nuevo una clase magistral de Luis Montero, al que no le duele dejarnos datos, mitos y leyendas. Todo será necesario para que entendamos. Al final del libro encontraremos unas láminas a color de los cuadros que debían copiar los copistas. Ese momento visual recreará de nuevo los asesinatos en nuestra mente. 

Un secreto que atrae a lo oscuro se oculta en los cuadros. Dicen que un buen cuadro no es más que un espejo. ¿Quién es el inquisidor de colores? Pero no, esa no sería la pregunta correcta, la buena debería decir ¿Por qué le temen más que a la propia muerte? 

Adentraos en esta magnífica novela y lo descubriréis. Sí, nunca me cansaré de decirlo, en España se escriben cosas maravillosas. 

Violeta Lila