El jardín de los frailes

Opinión:

Manuel Azaña (1880-1940), antes de darse a conocer en el mundo de la política (presidente de la Segunda República entre 1931 y 1933), buscó destacar en el mundo literario. Si bien obtuvo moderado éxito, llegó a ser loado por coetáneos de renombre como Azorín, Unamuno o Pérez de Ayala. Fundador de la revista literaria La Pluma, la obra "El jardín de los frailes" apareció por primera vez en 1921. No lo hizo en toda su totalidad, sino que se publicó con los doce primeros capítulos. De hecho, su edición se produjo por entregas mensuales, y toda la obra, tal y como la conocemos en la actualidad, no se produjo hasta 1927.

Ediciones Drácena recupera una obra con tintes autobiográficos que explica en gran parte por qué Azaña, una vez en como presidente, buscó apartar a la Iglesia del poder que siempre había gozado. El libro es prácticamente un monólogo sobre las experiencias en un colegio agustino, donde la religión imperaba sobre la ciencia o cualquier otra disciplina. Dotado de una rica semántica y de muchos segundos significados, su lectura es un hueso duro de roer, carente de tramas, misterios, suspense o morbo. Su vocabulario, con la presencia de muchos vocablos complicados y nada habituales en las lecturas actuales, pueden provocar desconexión. De hecho, es una obra más para aquellos a quienes prefieren los ensayos, acostumbrados a reflexiones. 

Viene con un prólogo elaborado por Ángel Luis Prieto de Paula, catedrático en la Universidad de Alicante, además de escritor y crítico literario. Este prólogo ayudará, y mucho, a contextualizar la obra y a entender todos aquellos pasajes o momentos donde a primera vista un lector/a quizá no sea capaz de vislumbrar. Aparte de esto, ofrece información bibliográfica de valor a propósito del escritor y político. 

En 1926 el autor fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura, si bien Unamuno lo tildó de "escritor sin lectores". Este libro es testimonio de las ideas políticas que su autor plasmó en una de las épocas más candentes de la Historia de España. Fans de Manuel Azaña, de la Segunda República o de la historia, deberían empaparse de un hombre revolucionario y diferente. 

Cristià Serrano