Deja escapar a los lobos

Opinión:

"Deja escapar a los lobos" es una de esas novelas que te dejan un regusto agridulce al terminar de leerlas, pues aunque sabemos que el final no puede terminar de otra forma prácticamente desde el principio, no podremos sentir tristeza por ello cuando llegue el momento.

En una novela centrada en los ochenta, nos muestra mediante los comentarios de los adultos en la novela el miedo que había en la época ante el desconocido virus del SIDA y el rechazo que sufrían los enfermos que lo padecían, mucho más si eran homosexuales. También se nota que ocurre en los ochenta por la forma tan libre en la que una adolescente se mueve sola por Nueva York o en compañía de un hombre adulto sin que nadie levante una ceja al respecto. Hoy en día, posiblemente alguien hubiese denunciado a Toby la primera vez que le vieron solo con June, pero en los ochenta esas cosas no llamaban tanto la atención como ahora.

La relación entre hermanas es muy difícil, casi inexistente, ya que Greta se dedica a hacerle la vida imposible a June y a burlarse de su relación con Finn. Su relación va evolucionando a lo largo del libro y vemos cómo lo que en un principio parecía odio y muy mala leche por parte de Greta, era en el fondo una llamada de atención y en cierto modo de auxilio a su hermana June.

El personaje de la madre de June es un poco repelente y, sobre todo cuando Toby y June se hacen amigos y él le confiesa su versión de la historia, la real, vemos a la madre como un personaje celoso y egoísta. Solo la amistad de June y Toby, al ser descubierta, logrará que su corazón se ablande y vea el error tan grande que cometió.

Me ha gustado mucho la historia, la forma de vivir un duelo de una joven que idolatraba a su tío y cómo otra persona que le conocía muy bien puede ayudarla a superar la tristeza. El entramado de relaciones humanas está muy bien llevado con los problemas familiares y los secretos ocultos que se van descubriendo a lo largo del libro. Definitivamente recomendable para pasar un buen rato.

Elena Martínez Blanco