En la Tierra del Fuego

Opinión:

No es nada sencillo escribir casi 800 páginas contando no solo el crecimiento personal de un interesante grupo de personajes si no también la evolución de una tierra salvaje que va siendo domesticada con esfuerzo, sudor y con los sueños de los inmigrantes alemanes.

La autora de "En la Tierra del Fuego", Carla Federico, es alemana y narra con minuciosidad cómo sus antepasados llegaron (a veces casi milagrosamente) a estas tierras chilenas exuberantes y extrañas para comenzar una nueva vida en ellas. Carla se ha documentado exhaustivamente hasta el punto de haber vivido una larga temporada en Chile. Quizá por eso, se demora con pasión narrando los tipos de verdes que pueden apreciarse en las selvas chilenas y las diferentes flores que adornan las plantas. Ha buscado, como buena alemana, la precisión y la veracidad, en ocasiones en detrimento de la historia, con abundancia de detalles a veces innecesarios para la trama.

Aunque creo que la novela da unas cuantas vueltas sobre sí misma, y podría haberse contado utilizando la mitad de extensión, no se hace larga ni pesada ni tampoco aburre ya que la forma de narrar es muy sencilla y asequible.

Quizá esa sencillez sea excesiva en algunos momentos y dé lugar a un prosa en cierto modo descuidada, pero nunca carecerá de interés para el lector porque su trama se va desenredando poco a poco desvelando los intereses que mueven a los personajes o los problemas que tienen que ir resolviendo.

Lo más destacable de esta obra son, precisamente, sus personajes que, sin llegar a ser brillantes, tampoco carecen de atractivos y quedarán en la retina del lector: la voluntad de Elisa para superar cualquier contrariedad que le envía la vida, el coraje de Jule para buscar su propia felicidad, las ansías de Cornelius para hacerse un hueco en un mundo que le es hostil...

Algo que me ha gustado es el cierre circular por el que se ha decantado Carla Federico, finalizando la obra tal y como la comenzó, con un espacio de reflexión cuando todo parece haber terminado que, sin embargo, no es sino un comienzo diferente. Chapeau!

La novela se lee bien, con tranquilidad, ni sus diálogos ni sus descripciones son excepcionales pero en esta obra no encontrará el lector ningún error de bulto. Y, si bien es cierto que no quedará para posteridad, también lo es que uno puede pasar unas cuantas tardes muy entretenidas aprendiendo nuevas cosas sobre Chile. 

Gemma Nieto