Yukio Mishima. Vida y muerte del último samurái

Opinión:

"Yukio Mishima" no solo era un escritor prolífico (entre novelas, ensayos, cuentos, piezas teatrales, guiones... publicó doscientas cuarenta y cuatro obras). Era un genio que conocía varios estilos de japonés y numerosos idiomas extranjeros, codirigía y actuaba en sus películas, hacía teatro y además era maestro de kendo, un gran atleta y una figura fascinante. Pero, a sus cuarenta y cinco años, decidió abrirse el vientre con una espada corta conforme al antiguo suicidio ritual japonés. Y, a lo largo del texto de Isidro-Juan Palacios, descubrimos que no fue algo improvisado, sino fruto de una planificación de años en la que no se dejó nada al azar, ni siquiera la fecha.

También conocemos la juventud del artista antes y durante la II Guerra Mundial, en la que ocurrió el suceso que le marcó para siempre: le llamaron a filas, a una muerte segura, pero un error de juicio de un médico le salvó y él se calló y se libró. Eso, sumado a su obsesión con la muerte y a numerosos factores que incluían el panorama político (casi al final del libro tenemos un amplio contexto histórico para entender la posición de Japón a nivel internacional), acabó llevándole a la idea que acabó con su vida, un acto final sobre el que dejó numerosas pistas a lo largo de su trayectoria artística.

Resulta fascinante también su evolución, cómo pasó de ser un joven enclenque que odiaba el deporte y puramente intelectual a un hombre de acción gracias a la influencia griega y a su convicción de lo importante que era el cuerpo para la mente. También conocemos un poco su vida personal y sabemos que vivía como un occidental pero que en su modo de vivir y de actuar era completamente japonés. Así, a pesar de sus aparentes contradicciones, en el fondo era coherente.

En definitiva, es una figura fascinante y con este texto profundizamos en ella y logramos comprenderle en muchas de sus facetas, al menos, todo lo que nos permite nuestra mentalidad occidental.

Déborah F. Muñoz