Yo soy el monstruo que os habla

Opinión:

El 17 de noviembre de 2019, Paul B. Preciado intervino en las 49 Jornadas de la Causa Freudiana, en París. Tirando de referencias culturales bien conocidas, entrevera un discurso combativo, pretendidamente agitado y seco, en el que defiende un nuevo concepto de sexualidad.

Cuando se revisan las reseñas de este texto, las palabras que más aparecen son "revolucionario" o "polémico". A mí no me parece ni una cosa ni otra. Es una simple declaración de un planteamiento que se mueve entre lo social y lo sexual, llegando a lo político si se apura más. Solamente escandaliza a quien se quiere escandalizar, quiero decir, pues lo que se ve en él es un simple declaración de identidad y una historia y epistemología de una identidad sexual compartida.

Entender el libro es conocer la biografía del propio Paul B. Preciado, nacido Beatriz Preciado, conocido por su activismo trans y su aportación combativa y diametral a la filosofía de género. Doctorado en teoría de la arquitectura por Princeton y con un máster en Filosofía Contemporánea y Teoría de Género, ha desarrollado una trayectoria en la defensa de las teorías queer. Se ha definido en numerosas entrevistas como pansexual, ofreciendo en sus ensayos y discursos explicación precisa de las necesidades sociales y revisiones políticas de los géneros. También muestra un interés constante por el reflejo de la sexualidad no binaria en las artes, colaborando con entidades como el MACBA en la organización de seminarios y exposiciones artísticas sobre el tema.

La esencia de la teoría queer es cuestionar una definición de la sexualidad que vaya más allá del hombre-mujer. La propuesta, contada en una frase, es olvidar el modelo de sexualidad dominante y apostar por otro de múltiples posibilidades. La cuestión tiene además una dimensión política, en cuanto que se achaca al capitalismo muchos de los males de cosificación, hipersexualización y diferenciación del cuerpo. La diferencia de Paul B. Preciado con respecto a otros autores y sus precedentes inmediatos es que no evita la confrontación ni el escándalo cuando escribe o realiza un discurso, de modo que su mensaje es más gritado que comunicado. El propio título del libro ya es una muestra de ese patetismo buscado. El texto puede calificarse por tanto, si se me permite el término, de histrionismo filosófico, un estilo que no puede dejar de tener sus admiradores y detractores.

Un texto importante para conocer la propuesta de uno de los activistas de la refundación de nuestro concepto de sexualidad más beligerantes.

Rafael Ruiz Pleguezuelos