Vivir en las nubes anuncia tormenta

Opinión:

Que no os engañe el gato de la portada… No es un lindo y dulce gatito, sino Belcebú, uno de los protagonistas de "Vivir en las nubes anuncia tormenta".

La dueña de tan tierna alimaña es Marta, una traductora autónoma que trabaja para una editorial. Adora su trabajo, aunque, a veces, va muy apurada para llegar a finales de mes, pagar el alquiler y la comida de su exigente gato.

Es una chica tímida, con tendencia a tropezarse con cualquier cosa, que disfruta saliendo por las noches con sus locas amigas: Puri, una peluquera que adora hacer espeluznantes cambios de estilismo a sus clientas y Lina, camarera en un lujoso restaurante.

Su vida está a punto de cambiar por completo cuando Will Cooper, un escritor americano al que adora, y del que ha traducido todas sus obras, va a visitar la ciudad. ¿Será capaz de conocer a su amor platónico?

La ópera prima de Carolina Levi no es una novela glamurosa protagonizada por una chica torpe y un guapo y adinerado escritor. Más bien es una novela divertidísima protagonizada por una chica capaz de "liarla parda" en los momentos más inoportunos. El catálogo de catástrofes es tan amplio que quien más y quien menos se sentirá identificado.

Con mucho humor, la autora nos habla de la amistad y de la idea distorsionada que tenemos del amor. En ocasiones idealizamos a personas que no nos convienen nada y dejamos a escapar a personas que sí merece la pena. Pero todo tiene solución con la ayuda de un gato maligno, una copa de Puerto de Indias y una noche loca con las amigas de toda la vida.

Del libro me han gustado especialmente tres cosas: la detallada descripción del duro y mal pagado trabajo de los traductores de las editoriales, las divertidas críticas a las peluqueras que hacen con tu pelo lo que viene en gana en lugar de lo que les has pedido y las situaciones hilarantes a las que se enfrentan Marta, sus amigas, sus padres o su diabólico minino.

"Vivir en las nubes anuncia tormenta" es una novela muy divertida, con situaciones que quien más y quien menos ha vivido alguna vez y que demuestra que ciertamente, los ídolos tienen pies de barro.

Ana G. Aranda