Una educación

Opinión:

El autobús escolar pasa por la carretera sin detenerse: ni Tara ni ninguno de sus seis hermanos -Shawn, Tyler, Tony, Luke, Audrey y Richard- va al colegio. No porque estén enfermos o hagan campana, sino porque, sencillamente, nadie los ha matriculado en una escuela jamás. Su padre, el imponente y furioso Gene, es mormón convencido y recela de la educación, del Estado, de los médicos y, en general, del sistema concebido por la sociedad contemporánea. Convencido de que el fin del mundo no tardará en llegar, Gene se prepara junto a su familia para que nada les falta cuando llegue el momento: combustible, alimentos o protección. Mientras tanto, los niños, que supuestamente deberían ser educados en casa, realizan las labores manuales que el padre les indica y jamás llegan a interesarse por quién fue Caravaggio o cómo se resuelve una ecuación.

Tara, la protagonista y autora de "Una educación", sí se interesa por ello. Influenciada por su hermano Tyler, decide acudir a la universidad estatal. Para ello, se prepara durante meses de cara a un examen de ingreso y, cuando logra ingresar, consigue gracias a su esfuerzo una beca para estudiar en Cambridge. En la universidad, Tara descubrirá ese hecho insólito y delicado que fue el holocausto, aprenderá sobre economía y filosofía y se interesará por leer a Edmund Burke o a John Stuart Mill, entre otros. Sus logros personales a nivel académico no son más que una consecuencia admirable de su descubrimiento de la educación.

"Una educación" de Tara Westover es una novela atrevida, no solo por el importante componente autobiográfico de la historia -posiblemente la novela no habría funcionado sin ello-, sino sobre todo por no tratar de censurarse o de exculpar a sus familiares. De hecho, es una novela publicada en el momento preciso: la educación es y debe ser el tema en boga, y no solo el ya típico 'cómo debe ser la educación', sino, sobre todo, el valor y la necesidad de su acceso en todo el mundo. De hecho, la propia novela, en tanto que resultado artístico, es producto de la educación: Tara huye de una familia en la que no podría haber escrito, porque el arte se concebía allí como una perversión de los individuos.

La prosa de Tara Westover es ágil, madura y con mucho gancho. Tanto el tema como la forma están destinados ambos a captar el interés del lector contemporáneo, sin necesidad de referencias cultas. Porque el tema del libro, la educación, es precisamente aquello que compartimos todos los lectores: alguien nos ha enseñado a leer. Desde un primer momento, la autora sabe que el libro cuajará porque el tema, además de ser vigente, es general en el público lector. Eso sí, pese a lo que pueda parecer, "Una educación" no es una lectura para tomarse a la ligera. No es un libro denso a nivel formal ni de contenido, pero sí hay que considerarla una novela con una honda reflexión que el lector debe desarrollar por su cuenta. Tara Westover ha escrito una novela necesaria para pensar sobre esas cosas tan cotidianas que no valoramos como se merecen.

Darío Luque