Un barbero en la guerra

Opinión:

Este libro ilustrado va a doler, a mucha gente... o, pecando de parcial, hay un determinado sector al que no le dolerá porque no se acercará a él. Sector político, me refiero, o un sector "cultural" cercano a esas posiciones.

Porque este libro, al estar basado en los diarios, fotografías, cartas, etc., que el abuelo de la autora escribió durante la Guerra Civil Española será el testimonio directo de uno de los protagonistas directos de aquel "suceso". Y, además, está salpicado con las propias vivencias de la autora, la de la familia "de los rojos".

Así, los testimonios que se muestran son directamente de primera mano, tanto de la experiencia del protagonista en el frente, como de su nieta en el pueblo; tengamos en cuenta que estamos hablando, en el caso de la nieta, de fechas tan cercanas como los años 90, en un pueblo en el que aún tildaban a su familia "la de los rojos", con el mismo alcalde desde la posguerra, y una esposa claramente elitista (la "Alcaldesa"). Malo es ya el retrato de la guerra y, como digo, del testimonio de primera mano de un contendiente del bando republicano, testigo de las matanzas de la guardia civil a los lugareños, del bombardeo indiscriminado incluso tras el final de la guerra, de los fusilamientos por parte del bando vencedor a los prisioneros, etc. (también habrá algún caso de malas personas en el otro bando, pero sus propios compañeros no dudan en censurar y denunciar su actitud; igualmente, algún caso de bondad en el bando sublevado, que el  "autor" reseña también, dentro de su extrañeza), pero peor es que décadas, muchas, después, aún haya quien esté estigmatizado... bueno, no, que haya quien estigmatiza a los demás .

Como digo, el tomo se nutre de los diarios del abuelo (muy poco editados), cartas a su novia, fotografías, etc., acompañados, por supuesto, de dibujos de la autora del volumen ilustrando el "relato". En momentos ocasionales, al relato del diario lo acompaña la autora con experiencias de niña con su abuelo, en ocasiones relacionadas con lo que dicho diario está narrando, abriendo así en ciertos momentos una especie de doble línea temporal donde los recuerdos de la guerra son acompañados por los de la niñez de la nieta del protagonista.

Como digo, seremos testigos de los horrores de la guerra y de cómo esa brecha aún permanece sin cerrar, más de ochenta años después. Y, lamentablemente, esa brecha parece agrandarse hoy en día, polarizándose al menos en uno de los extremos... 

Colores muy vivos, casi más cuadros que ilustraciones, donde prima enseñar el desgarro de la guerra, ya sea en las personas (soldados, aldeanos, etc), o en el entorno (pueblos, carreteras...), acompañado por fotos, tanto de dicha época, como de la niñez de la autora con su abuelo (o de este ya anciano y claramente enfermo).

Recordad, va a doler... y según vuestra tendencia "política", más...

J. Javier Arnau