Tenemos que hablar

Opinión:

Confieso mi absoluto desconocimiento del trabajo de este humorista argentino previo al momento en que este libro ha caído en mis manos. Por este motivo, entrar en contacto con la calidad de su obra ha sido para mí una grata sorpresa. Con Tute he descubierto a un humorista gráfico fino y elegante, que practica un humor blanco y asequible a todos, sin excesos o extravagancias, atractivo en su sencillez.

"Tenemos que hablar" es un libro que puede disfrutar cualquier amante de la viñeta, pues su lenguaje es universal. El detonante del humor del argentino son siempre frases meditadas, bien pesadas y medidas, que encierran el humor de la viñeta en la ironía o broma que contienen. El peso del juego con el lector cae por tanto en el texto, actuando el dibujo como una mera ilustración a lo escrito. También es universal el tema tratado: la dificultad de las relaciones de pareja y las pequeñas/grandes decepciones que el amor puede traernos. Está diseñado de manera que al principio del volumen disfrutamos de viñetas en las que niños juegan a ser mayores, a quererse o separarse. La parte central del libro (y más extensa) comprende los problemas de las relaciones adultas, existiendo algunas verdaderamente desternillantes. Hacia el final de la colección, ancianos hablan de su amor gastado, olvidado o eterno, con momentos de gran ternura.

Uno de los grandes puntos a favor del libro es precisamente la homogeneidad del contenido ofrecido. Con frecuencia las ediciones de humor gráfico no son más que pequeños almacenes de la producción de sus creadores, sin que exista ningún tipo de plan, orden o concierto. Una simple acumulación de viñetas. Eso no ocurre aquí: parece un libro bien pensado previamente y con una intención unitaria.

En Tute no van a encontrar un autor irreverente, tremendamente original o esencialmente moderno. Al adquirir el libro van a disfrutar (y les aseguro que lo harán) de viñetas de fino ingenio con el aroma de siempre: una mezcla de ternura, ingenio y talento artístico.

Rafael Ruiz Pleguezuelos