Rumbo al Mar Blanco

Opinión:

La historia de la escritura de "Rumbo al Mar Blanco" y la publicación que se nos ofrece es tan enigmática y extravagante como su propio autor. Si uno repasa la biografía del escritor americano, encuentra un universo de proyectos truncados, manuscritos desaparecidos y la producción tremendamente discontinua de un hombre ahogado en sus adicciones. Malcolm Lowry trabajó en este proyecto con gran ilusión, pretendiendo crear una trilogía que homenajeara a la "Divina Comedia" de Dante. Se ocupó de él entre 1931 y 1944, hasta que el manuscrito en el que trabajaba ardió con la cabaña en la que vivía con Margerie Bonner, su segunda esposa. En el mismo incendio estuvo a punto de desaparecer pasto de las llamas el original de "Bajo el volcán", que sí pudo ser salvado.

Lo que leemos en esta edición de Malpaso es una reconstrucción del proyecto original que es posible porque Malcolm Lowry dejó unos años antes del incendio una copia del manuscrito desaparecido en casa de su exsuegra. Solamente la tremenda irregularidad del autor y sus problemas de confianza en la propia producción explica que nunca optara por retomar el proyecto después del accidente en el que se quemase el manuscrito principal. Aunque existen testimonios que afirman que sufrió gran pena por ver su obra truncada, y expresó en no pocas cartas el cariño que tenía al proyecto, resulta difícil encontrar respuesta verdadera a por qué no volvió el trabajo desde la versión que leemos ahora.

La novela tiene la densidad habitual de su prosa, y está dotada con el mismo pulso enigmático y rotundamente personal, irrepetible, de sus obras más conocidas. El lector habitual de Lowry se encontrará cómodo, por tanto. Mantiene multitud de referencias cultas, entre las que se incluyen citas y alusiones a escritores que admira. En el aspecto textual y de calidad de prosa, "Rumbo al Mar Blanco" es muy disfrutable, pues no desmerece a otras obras del autor, aunque el final esté apenas perfilado y se note de manera general que no se trata de un producto acabado. Lowry llevaba a gala su aura de escritor maldito, desgraciado, adicto, y esta obra es una feliz suite de los motivos literarios que le estimulaban. Para adentrarse en el universo Lowry hay que tener claro que la importancia no se halla en lo que se cuenta, que es un débil hilo argumental en torno a dos hermanos, Sigbjorn y Tor, que vuelven a hablarse después de una juventud tremendamente distanciada, sino en la forma en que esa anécdota se convierte en materia literaria.

Como todos los libros de Malpaso, la edición es un objeto bonito en sí mismo, con una estética perfectamente cuidada. Un libro que continúa el culto a Lowry, de modo que sus incondicionales se encuentran ante un regalo.

Rafael Ruiz Pleguezuelos