El astronauta de Bohemia

Opinión:

Jorge Riet

Esta novela se aprovecha del improbable argumento de un improbable viaje al espacio de un improbable astronauta checo, para ofrecernos una narración que integra no sólo esta experiencia extraterrestre, sino también un ajuste de cuentas con la historia checoslovaca y los vaivenes de un amor desgastado.

El autor demuestra una gran pericia literaria porque consigue entrelazar con éxito estas historias, provocando que el lector transite entre ellas con un interés creciente por un final que sorprende por inesperado, confundiendo los planos reales e imaginarios de un protagonista singular, sobrecargado de un pasado ajeno junto con una infancia marcada por la turbulenta historia de la caída del régimen comunista en su país y los cambios que trajo consigo la famosa revolución de terciopelo.

El autor escribe en una de las páginas de esta novela, que el mundo funciona por antojo, por una red de coincidencias, para lo que existen dos métodos de afrontarlo, temer el caos, combatirlo y autoflagelarse después de perder, y construir una vida donde cada decisión es una reacción al miedo a lo peor. Una expresión de un pesimismo consustancial a una biografía marcada por un país cuya Historia reciente domina excesivamente la vida cotidiana, pero que necesita ese viaje espacial para disponer de la suficiente distancia que permita una perspectiva que ayude a entender y reaccionar.

Problemas cotidianos personales, familiares, colectivos, nacionales, que se someten a esa mortífera pregunta del protagonista cuando se interroga "si nuestra existencia es un estudio de la probabilidad llevado a cabo por el universo". Ese cálculo que invita a especular si "cada uno de nosotros es un carácter, una abstracción matemática con unos atributos asignados que son copias de sujetos anteriores, con ligeras variaciones y con instintos similares". Incluso si en ese cálculo de probabilidades, viendo la pobreza, el hambre o la enfermedad, entre otros factores trágicos, cabría especular con la felicidad, la integridad o la autodestrucción, que ayuden a encontrar los patrones, las pautas, que liberen al ser humano de una condena anticipada por su pasado, sus orígenes o su estado personal.

El amor de Jakub por Lenka y la actitud de esta con una distancia espacial por medio, condiciona una determinada visión de la existencia que afirma que "somos lo que somos y necesitamos historias", rodeados de necesidades cotidianas, desde una medicina a programas de televisión a docenas, o la música en bares que nos salven "del terror del silencio", para concluir, a juicio del narrador, que necesitamos revoluciones, necesitamos ira, como una "súplica encubierta a los cielos", como clama el propio Jakub, "joder, danos una señal o déjanos morir del todo", en una suerte de constatación fatídica de la extraña soledad del ser humano en la inmensidad del universo.

Una novela interesante, que invita a pensar al mismo tiempo que permite disfrutar de una evidente calidad literaria en una historia tan sorprendente como eficaz para esas preguntas existenciales que dominan la vida de un personaje tan singular como Jakub, su protagonista. Una primera buena novela de un autor al que seguir con interés en el futuro. Un acierto de Tusquets.

Jorge Riet

Rafael Ruiz Pleguezuelos

Hábil mezcla de ciencia ficción y novela adulta contemporánea, en la que sobre un planteamiento futurista (la amenaza de una anormalidad cósmica) se da repaso a la biografía de un hombre marcado por su infancia, especialmente dura debido a una orfandad sobrevenida y el hecho de que su padre fuera un colaboracionista del régimen comunista checo. Un debut sorprendente por su madurez y peso creativo, demostrando un talento especial para la prosa y una capacidad poco común para hacer creíble lo increíble.

Nos anuncian en la publicidad de la novela que Jaroslav Kalfar, este brioso debutante, ha recibido un buen número de becas y distinciones a partir de su trabajo creativo. Es algo que no extraña cuando se abre el libro, pues uno se da cuenta pronto de que este joven escritor tiene una capacidad para narrar y un peso autoral poco comunes. Esperemos que con el tiempo sea capaz de labrarse una buena trayectoria, pues este "El astronauta de Bohemia" ya es un feliz comienzo.

Posee una voz especial, reconocible, algo que los editores saben que es más difícil encontrar de lo que parece. Tiende a la densidad de ideas y la prosa compleja, cargada de referencias culturales, algo que al buen lector le encantará pero ahuyentará al aficionado a narraciones light y bestsellerianas. Tengan claro que lo que aquí se encuentra no es exactamente ciencia ficción, aunque se trate de la narración de las peripecias de un astronauta.

En un futuro no muy lejano, una nube cósmica de densidad y comportamiento anormales crea un enorme temor en la Tierra. Para intentar resolver la cuestión, y en una especie de curioso lavado de imagen estatal, la muy humilde República Checa (país de origen del escritor, aunque desde muy joven se marchara a vivir a Estados Unidos, donde realmente se forja como narrador) envía a un astronauta al espacio. Asistimos al lanzamiento y primeras circunstancias de la misión, que nos va revelando cómo más que un plan profesional y científico el programa espacial checo es una historia de Mortadelo y Filemón, por chusco y disparatado. A partir de ese momento, el lector encuentra tres novelas distintas, sin que ninguna desmerezca a la otra. Hay una novela sobre cómo su infancia fue lastrada por la colaboración del padre con el gobierno comunista, incluidas las prácticas de tortura a disidentes del régimen. Uno de esos torturados les visitará cuando ya el padre haya muerto y el régimen haya sido finiquitado, para constituir un terror permanente durante su infancia en la línea de Dickens. Aparte está la novela de ciencia ficción ya aludida, que sabe ser dinámica, convincente e interesante. Y aún queda espacio en las poco más de trescientas páginas del texto para una novela de amor y desamor en la que se despacha con fina originalidad la historia entre el astronauta de Bohemia y su mujer.

La más interesante de las novelas engarzadas en el texto para mí es la primera, porque Jaroslav Kalfar presenta con gran calidez y mimo de detalle las circunstancias en las que el personaje crece, demostrando una capacidad de observación y  narración sobresalientes. Pero soy consciente de que otros lectores pueden gustar más de los pasajes que recrean las vertientes más fantásticas de la novela.

"El astronauta de Bohemia" es una clara recomendación por estilo y originalidad. Un debut interesantísimo apto solamente para los que disfrutan de literatura compleja, densa, llena de ideas y con un toque de lirismo sucio.

Rafael Ruiz Pleguezuelos