Primavera

Opinión:

Llega la "Primavera" de Ali Smith, superando el listón narrativo de las dos primeras obras que componen esta sensacional tetralogía.

Con una brutal maestría que materializa en personas de carne y hueso una sociedad cuyos valores han sido radicalmente transformados sin un marco elaborado de pensamiento, apremiado por la urgencia de una tecnología que hace de la sociedad de la comunicación y de la información la sociedad que más desprecia el valor de la comunicación y de la información en toda la Historia.

Precisamente en la sociedad más aparentemente transparente, en la que es más fácil enviar mensajes, acceder a datos y visualizar situaciones remotas, donde las personas se organizan en torno a comunidades que ya no dependen de la geografía, y en la que todo se puede virtualizar para ser gestionado sin la dependencia de la proximidad, la soledad embarga las existencias.

Como en sus anteriores obras, Ali Smith presenta una literatura creativa, brillante, original, que golpea al lector hasta rendirlo entregado a cada párrafo, que lee hipnotizado los argumentos que vuelan en miles de líneas que evolucionan en paralelo a la vez que se superponen para mostrar los diferentes planos en los que habita la realidad.

Una literatura que da fe del momento, cuya brillantez y profundidad le hacen destacar sobre el resto de creadores, proponiendo una literatura audaz, inteligente, innovadora y a la vez implacable, porque su relato muestra la realidad sin maquillaje ni disfraces, esos tan del gusto de una maquinaria tecnológica diseñada para seducir con vanos y efímeros trampantojos.

Con páginas que uno lee y relee mil veces para confirmar a cada vistazo el poder del relato, del diagnóstico, del retrato de la situación y el efecto del contexto. Como esas páginas dedicadas a ese mensaje en primera persona de esas máquinas que cada vez gobiernan más el mundo, ese poder inmaterial que conoce todo, que siente, imagina, crea, asiste, provoca, informa, permite, muestra, evita, y así hasta el infinito, evitando al usuario pensar y hacer, porque sólo basta que este hable o escriba un mensaje. La libertad ya no es necesaria, porque la máquina sabe lo que es mejor para el usuario. NI siquiera es necesario el miedo, porque deviene inútil en una vida monitorizada y vigilada. No hay margen fuera del código. Sólo queda espacio para la soledad y la tristeza fuera del alcance de las máquinas y su frívola distracción.

Como en las obras anteriores de esta deslumbrante tetralogía, esta "Primavera" sorprende y gratifica la inteligencia del lector. Asombra con su implacable lucidez en una extraordinaria fiesta de la literatura, en una alianza perfecta de creación y razón, de literatura y pensamiento. Una joya imprescindible.

Jorge Riet