Poemas de lo irremediable

Opinión:

"Irremediablemente las palabras chispean / y se van extinguiendo, cabo de vela tibio, / blando que nos gotea de sus gotas ardientes, / endurecidas luego en el molde del frío", escribe Antonio Gala en una de las composiciones recogidas en "Poemas de lo irremediable". Porque, como bien señalan en la introducción los editores del volumen, Luis Cárdenas García y Pedro J. Plaza González, en "lo irremediable" quedan cifradas todas las constantes de la poesía de Gala, como el amor, el tiempo y la divinidad, pero el título remite por encima de todo a la palabra, al acto poético, a esa escritura irremediable que el autor de "La pasión turca" practicó incesantemente desde su más temprana juventud. No en vano, los comienzos literarios de Gala están relacionados con el género poético, pues en 1959 se dio a conocer con el poemario "Enemigo íntimo" (accésit al Premio Adonáis de Poesía) y, no mucho después, con el exitoso "Los verdes campos del Edén" (Premio Calderón de la Barca en 1963). Tras "Meditación en Queronea" (1965), el autor se sumió en un silencio poético que se extendería hasta los años ochenta, cuando publicaría "11 sonetos de la Zubia" (1981) y "Testamento andaluz" (1985), a los que seguirían algunos de sus libros más celebrados: "Poemas cordobeses" (1994), "Poemas de amor" (1997) y "El poema de Tobías desangelado" (2005).

Así, "Poemas de lo irremediable" se presenta como un tesoro literario inédito que emerge como un emotivo homenaje póstumo a la prolífica carrera de Antonio Gala. Este volumen, cuidadosamente recopilado por Cárdenas García y Plaza González, revela una faceta menos conocida del autor, su escritura temprana y juvenil, que arroja luz por su carácter formativo sobre los temas fundamentales que han permeado la obra lírica de Gala: el amor, el tiempo, el placer, la fe, la tradición, la costumbre, la muerte. El libro reúne ciento quince poemas, muchos de ellos fechados en la adolescencia del poeta, que abordan con maestría la exploración de la pasión amorosa, así como el misticismo y la religiosidad que siempre han singularizado su faceta poética. Así, composiciones como "A la Virgen de la Amargura de Sevilla", "Señor de Pasión", "Milagro" o "El arcángel de bronce" reflejan ese interés del poeta por la imaginería cristiana, de la que pudo empaparse durante sus estudios en Sevilla o en esa Córdoba de la que Antonio Gala siempre se consideró oriundo, pese a sus orígenes manchegos. Otros textos, como "Soneto desilusionado", "Deseo nuevo", "Otoño", "Pozos" o "Desesperanza" preludian el manifiesto interés que mostraría siempre el autor por la poesía amorosa.

De igual manera, a lo largo de los textos aquí reunidos podemos encontrarnos con referencias de la mitología grecolatina, como apreciamos en "Polícrates" o en "Dioniso", o también menciones y relecturas de pasajes bíblicos archiconocidos, como "Elegía pagana a la muerte de Abel adolescente" o "Caín (fragmento)". No obstante, y más allá de las continuidades que pueden establecerse con los poemarios posteriores, creo que el mayor valor de "Poemas de lo irremediable" reside en las composiciones que reflexionan sobre el propio acto de la escritura, como "Soneto blanco. Poeta" o "La poesía", en las que descubrimos la temprana madurez de un poeta que reflexiona sobre su propia labor creativa.  

"Poemas de lo irremediable" no solo es un regalo para los seguidores de Antonio Gala, sino también una puerta de entrada para aquellos que buscan explorar la riqueza de su expresión lírica. La obra no solo descubre al "poeta joven, lleno de espiritualidad", como describe la editorial, sino que también ofrece una conexión más profunda con el legado literario de un autor que ha dejado una huella indeleble en la literatura española.

Darío Luque