Neopiel

Opinión:

Siempre he dicho que no me gustan las historias de vampiros modernas porque los recursos suelen ser poco originales, pero he de admitir que esta sí me ha gustado. Es original y, mezclada con ese cóctel de géneros y subgéneros, sangrienta y divertida, resulta súper entretenida y hasta adictiva.

La edición en bolsillo que he leído está salpicada por fantásticas ilustraciones de Héctor R. Asperilla y aparecen en blanco y negro, aunque el autor del libro, Juan Antonio Oliva Ostos, me ha mostrado las mismas que llevan unos magníficos toques de rojo apropiadísimos para las escenas de esta obra llena de sangre, vampiros y pelirrojas (por poner unos ejemplos).

Para que nos entendamos, esta no es una novela llena de paja -de las que yo empiezo a cansarme- sino un relato que quizá no le sitúe en el número uno de las grandes novelas pero que tiene mucho que contar y no se entretiene más que lo justo. Los diálogos y la historia se van comprendiendo y tomando forma conforme avanzas, y el resultado es el esperado porque, al fin y al cabo, nos habla del culto a la juventud y de la condición humana, pocas veces empática a menos que esté creada ex profeso para ello (en este libro). Las descripciones son muy buenas, especialmente en lo que se refiere a los cuerpos humanos, porque si bien unos son de piel, otros están despellejados y podemos ver con total claridad seres de músculos y tendones. También acierta a la hora de relatar el proceso del efecto secundario, y ahí vemos quiénes quieren no volverse un monstruo y quiénes se dejan llevar por su insaciable sed de sangre, ferocidad y brutalidad sin pensar en las consecuencias. Aquí hay una guerra entre el bien el mal que no escapa al lector.

En esta historia aparecen clones, gemelas, hermafroditas, un médico que se encarga de todo llamado Gueller, una vieja historia de Brasil, una belleza indescriptible en forma de mujer pelirroja que lleva en su sangre la inmortalidad de los vampiros, y un montón de clientes adictos al culto a la juventud. Felicity es el lugar donde pueden rejuvenecer, ellos solo saben que deben cambiar de piel y se dejan hacer, pero los resultados pueden llegar a ser nefastos, por eso existen unas plantas subterráneas a las que llaman el inframundo, donde hay seres grotescos y violentos sedientos de sangre y llenos de ira.

La novela comienza con una parte del final que luego rescata cuando está finalizando, y que nos sitúa en una frontera nipona con Silvana (la genuina) y Jade (hermana gemela de Plata).

En medio, toda la acción, una historia de lo más completa y jugosa (y no me refiero a la sangre, que también), con sus intrigas, conspiraciones, seres despellejados, la búsqueda de la longevidad, la necesidad de encontrar a un igual sin malas intenciones… Esto último es, en realidad, el motor de la historia. Un leit motiv que a mí me ha convencido y gustado.

Pasamos a deleitarnos con lo más bello a vivir momentos de tensión y (para algunos) asco, porque algo de gore sí tiene, pero yo tampoco lo he visto tan explícito como para que me resulte repulsivo, todo lo contrario, me ha parecido muy vampírico y menos zeta.

Lo cierto es que es una novela que sin pretender mucho más que entretener, lo consigue de pleno para cualquier amante del terror, los vampiros, la lucha por el poder de la dominación mundial y el deseo del caos social y la destrucción de la humanidad. Un sinvivir.

Anika Lillo