La saga de Hrolf Kraki

Opinión:

Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de abrir este libro, sobre todo si no se es un lector especializado en la temática, es que "La saga de Hrolf Kraki" no es una novela como las de hoy en día, el parecido es más bien remoto. A pesar de recibir el nombre de Hrolf Kraki, sería difícil decir que este es nuestro héroe o protagonista, ya que su nombre no aparece hasta la mitad de la narración y no es realmente más importante que los nombres que le han precedido. Así pues, tampoco tenemos un historia cerrada con una trama única, sino más bien una red de historias que conforman todo un universo para el lector paciente. Y es esta misma naturaleza la que hace que el lector se sienta completamente envuelto por una cultura y una época diferentes. Indispensable para los amantes de la cultura nórdica, la saga nos aporta un testimonio de cómo eran sus vidas, sus costumbres, su forma de pensar, de amar y de vivir en un mundo muy diferente al nuestro.

Como el mismo Anderson afirma, en su reconstrucción de la saga no pretende hacer un relato histórico, sino un relato mítico, una narración en la que el lector pueda dejarse llevar. Así pues, el componente maravilloso es también muy amplio, es parte intrínseca del relato e impide al lector moderno acercarse a él como se acercaría a una crónica histórica.

Sin embargo Anderson no se dedica solo a juntar las partes de un relato mítico medieval, parte de su tarea es una adaptación sin la cual nos sería muy difícil acercarnos al relato, por una parte existe una actualización de nombres y términos de distinta índole y por otra, mucho más importante, una tarea de narración impecable que convierte un relato que, por la gran cantidad de personajes y acciones, pudiera ser complicado de entender, en una sucesión dinámica de acontecimientos que no permite que el lector pierda el hilo.

Anderson da un voto de complicidad al lector con un narrador omnisciente que nos sitúa por encima del nivel de conocimientos de los personajes, haciéndonos partícipes de intrigas palaciegas, traiciones en el campo de batalla o relaciones incestuosas no conocidas por los protagonistas -al más puro estilo del drama clasicista-. De forma que la acción no se detiene ni un segundo, aportando magia, batalla, traición y romance, para todos los gustos.

Antonio Sanz Egea