La noche del kaskarot
Título: La noche del kaskarot
Título Original: (La noche del kaskarot, 2025)
Autor: Javier Díez Carmona
Editorial:
Grijalbo
Colección: Novela de intriga
Copyright:
© 2025, Javier Díez Carmona
© 2025, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
ISBN: 9788425371516
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia género negro muerte misterio gitanos nazis narrativa intriga literatura española novela terrorismo thriller psicológico venganza secretos País Vasco vida rural mentiras vecinos relaciones familiares montañas identidad niebla
Nº de páginas: 400
Argumento:
Mientras conduce hacia un pequeño pueblo del País Vasco francés, Zaida no puede dejar de pensar en lo que la espera allí. André, su novio, que se encontraba visitando a la familia, se ha despeñado desde uno de los picos cercanos.
Al llegar a su destino, los peores presagios se confirman al tiempo que surgen muchas dudas sobre el accidente y sobre la personalidad de su pareja. Él nunca le contó que descendía de una familia de kaskarots, una etnia gitana ancestral siempre envuelta por una tupida red de rumores y prejuicios.
¿Quién era de verdad André? ¿Qué hacía de madrugada paseando solo por el bosque? ¿Qué secretos esconden los vecinos de ese agreste enclave montañoso?
Opinión:
Aunque la portada de "La noche del kaskarot", del autor Javier Díez Carmona, muestra un bosque sombrío envuelto en niebla azulada, con un búho posado en primer plano que sugiere una atmósfera inquietante, casi una entrada al velo de lo sobrenatural, la historia que encierra es profundamente humana: un relato de secretos, mentiras y venganza.
Estamos ante un thriller psicológico con alma de novela negra rural y estructura de misterio clásico, envuelto en la bruma opresiva del País Vasco francés. A partir de un aparente accidente, el autor construye una investigación íntima y colectiva, donde el pasado no está enterrado y las heridas sociales laten justo bajo la superficie.
Desde el inicio, el conflicto atrapa: Zaida, la protagonista, viaja al pequeño y aislado pueblo de Sainte Agathe tras la repentina muerte de su pareja, André, que ha caído por un barranco. Lo que podría parecer un trágico accidente pronto se revela como una maraña de silencios, tensiones étnicas, secretos familiares y mitos ocultos.
Díez Carmona despliega con maestría los elementos del Euskal Noir, subgénero en el que ya ha demostrado solvencia en novelas anteriores. Aquí, el paisaje no es un simple decorado: es una fuerza activa que condiciona los movimientos, las decisiones y la lógica del relato. La niebla, los caminos de montaña, la arquitectura cerrada del caserío vasco y el peso de la comunidad funcionan como personajes en sí mismos.
La atmósfera, densa y sugestiva, atrapa desde las primeras páginas. Hay algo más allá de lo evidente, algo que se esconde entre la maleza, en las conversaciones a medias, en las miradas que se esquivan. Y es que aquí, algunos personajes no son lo que parecen.
El autor tampoco lo pone fácil: si bien ofrece algunas pistas, no hay que confiarse. Creer que uno está cerca de la verdad es parte del juego. Como lector, mejor no precipitarse. Es un consejo.
Zaida tampoco es una heroína convencional. Su pasado, marcado por una relación abusiva, la vuelve vulnerable, sí, pero también más alerta, más intuitiva. Su viaje a Sainte-Agathe no es solo para entender qué ocurrió con André, sino también un proceso de búsqueda personal: de sentido, de reparación, de control sobre su vida. Esta capa emocional añade profundidad al thriller: no se trata solo de descubrir qué ocurrió, sino también quién era realmente André, y qué papel jugaba dentro de una comunidad que él nunca le reveló del todo.
Porque André no era simplemente un hombre con secretos: era parte de una familia vinculada a los kaskarots, una comunidad gitana histórica del País Vasco, marcada por el estigma, la marginalidad y los rumores. La novela se adentra en esta dimensión social con notable sensibilidad: no exotiza, pero tampoco idealiza. Muestra cómo el peso del prejuicio puede moldear generaciones enteras y cómo las comunidades, a veces, se protegen cerrando filas… incluso ante la verdad.
A medida que nuevos muertos van apareciendo, la emoción y la intriga crecen. Y también lo hace la tensión.
Uno de los mayores logros de la novela es su ritmo narrativo. Díez Carmona dosifica la información con precisión quirúrgica: lo justo para mantener el misterio, lo necesario para que cada capítulo aporte una pieza nueva al rompecabezas. No hay giros forzados ni pirotecnia: solo una sensación constante de inevitabilidad. A medida que Zaida se adentra en los códigos no dichos del pueblo, va comprendiendo que la violencia no siempre es física y que el pasado tiene una forma insidiosa de repetirse.
El tratamiento de los personajes secundarios también merece mención. No hay figuras planas ni clichés: todos están delineados con ambigüedad moral. Nadie es enteramente bueno o malo. Todos arrastran algo: un secreto, una culpa, una verdad que prefieren no afrontar. Esta coralidad contenida construye un retrato de pueblo más real que caricaturesco: no hay monstruos, pero sí complicidades, silencios culpables y miedos heredados.
El estilo de Díez Carmona es sobrio, sin excesos líricos, pero con una precisión expresiva que deja imágenes potentes y frases que resuenan más allá de la página. Su prosa no busca lucirse: busca sugerir, crear atmósfera, filtrarse por las grietas de lo no dicho. El autor demuestra madurez narrativa, dominio del suspense y confianza en la inteligencia del lector. No necesita subrayar nada: deja que la historia hable por sí sola.
Pero quizás lo más interesante de "La noche del kaskarot" no sea su trama, bien construida y emocionalmente sólida, sino su manera de hablar del peso de la identidad. La novela explora qué significa pertenecer: a una familia, a una comunidad, a una historia que uno no eligió. ¿Hasta qué punto podemos liberarnos de lo que otros decidieron antes que nosotros? ¿Qué ocurre cuando los códigos del lugar en que nacimos son tan rígidos que cualquier intento de ruptura se vive como traición?
La tensión entre tradición y verdad, entre lealtad y justicia, atraviesa toda la novela. Y ahí reside su fuerza ética.
Este no es un thriller que se conforme con entretener. Quiere incomodar, hacer pensar, remover. Javier Díez Carmona demuestra, una vez más, que el noir, cuando está bien escrito, puede ser también una forma de literatura comprometida, que escarba en lo social, en lo identitario y en lo íntimo.
Un libro altamente recomendable para quienes buscan más que un misterio por resolver: para quienes desean sumergirse en un mundo denso, oscuro y profundamente humano.
Misterio, identidad y heridas que no cicatrizan.
*Publicado por Grijalbo.
Violeta Lila.
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