La mujer del bosque

Opinión:

Leer una novela de la serie Charlie Parker siempre es una aventura si no te las has leído todas o si no te llegó el anterior libro, como es mi caso con este volumen. Por ejemplo aquí Angel está peleando con un cáncer, hospitalizado y muy fastidiado mientras su compañero y amante, Louis, se aleja de él para sufrir lo menos posible, y yo no tenía noción de que esto, pero este detalle no me ha impedido entender el resto de la historia porque está centrada en un caso muy concreto, el de Karis Lamb.

En realidad son dos casos: por un lado el de la búsqueda de un niño y la aparición de un cuerpo femenino en un bosque de Maine, y por otro una movida generada por la rabia de Louis (que es negro) ante un detalle racista en el coche de un tipo, Billy Ocean, hijo de un rico industrial de la zona pelín mafioso, Bobby Ocean, que convierte a Charlie también en motivo de tensión, de modo que ambas historias conviven en el mismo volumen aunque, personalmente, me decante (por gustos personales) mucho más por la primera, por su tono paranormal, inquietante y súper peligroso.

Digamos que hay dos tipos de historia, una muy terrenal donde rige la rabia, el racismo, la pelea, el ansia de venganza, las relaciones entre padres e hijos (en este caso hablamos del rico y su hijo, mimado e influenciable, pero también demasiado patoso, el típico que hace las cosas mal porque se cree invencible pero, al mismo tiempo, solo intenta ser alguien importante como su padre). En algún momento también se cruzarán los caminos y Billy, el pobre niño rico, se enfrentará a Pallida Mors. Billy se junta con gente poco recomendable y dirige un edificio en el que instala a un criminal. Y hasta aquí puedo leer.

La otra es la paranormal, mucho más interesante, intrigante, oscura, impresionante y perturbadora… La mujer del bosque en esta novela es la bruja del bosque más bien. Utiliza un teléfono de juguete para llamar al niño, al que tiene totalmente acongojado. Apenas tiene cinco años, vive con su madre (Holly Weaver) y le cuida a menudo su abuelo (Owen Weaver). Eso es su mundo, hasta que la bruja que vive en el bosque empieza a llamarle cuando está solo. Este pequeño es Daniel Weaver, el niño que Charlie está buscando, pero que también buscan los asesinos Quayle y Mors, la inefable Mors.

Quayle, un tipo que parece venido de siglos atrás -y en realidad así parece que es-, frío como el mármol de una tumba, camaleónico, con un objetivo muy concreto: encontrar un libro que contiene algo especial, algo que llaman Atlas y que tiene que ver con los No-Dioses. ¿Y quién es Pallida Mors? Su brazo ejecutor, fría como la propia muerte, blanca como un espectro, todo lo que tiene de pequeñita lo tiene de sádica… para ella, matar, asesinar con sadismo si cabe la posibilidad, es una diversión. Y luego es totalmente sumisa a Quayle. Él no necesita mancharse las manos, si acaso frenar a Mors, una mujer que, por cierto, tiene un aliento hediondo, putrefacto, y Connolly te lo cuenta como si te estuviera describiendo también a otro ser de ultratumba, siglos de vieja -como Quayle-, con ese pequeño detalle de su olor a podredumbre.

Debo admitir que las historias referentes a los No-Dioses me tienen todavía un poco mareada, en realidad porque aún no comprendo muy bien de lo que hablan, y es más que posible que sea porque viene de atrás, pero en principio las historias están hiladas en torno a ellos de modo que lo que leo es lo colateral, y esas historias que son el grosso de la novela las entiendo sin problemas.

La hija muerta de Charlie Parker sigue saliendo, según él en momentos de estrés, pero lo cierto es que parece estar ahí para ayudarle. De hecho ella le explica a Charlie qué es el No-Dios (un conjunto de dioses en realidad). Y sigue comunicándose con su hermana.

Salen muchos más personajes, todos los relacionados con Karis Lamb. Al ser una mujer que huía (de hecho se fugó de un secuestro en su propia casa) de su marido, todos aquellos sitios por los que pasó tienen gente con la que se relacionó, personas que la ayudaron, como el dueño de un bar (Dobey), su amiga, una camarera (todos ellos de un lugar llamado Cadillac), y los posteriores personajes que se dedican a proteger a mujeres en peligro de la violencia de los hombres. También por parte de lo más oscuro sale una logia llamada los Patrocinadores, y cómo no, hay delincuentes y policías. Muchos personajes, pero nada que haga que te pierdas. Creo que ese es uno de los talentos de Connolly.

"La mujer del bosque" es, en esencia, una historia inquietante, con personajes perturbadores, oscuros, malignos… para mí totalmente adictiva, muy bien narrada, intrigante, interesante, con dosis de terror sobrenatural y, por supuesto, violencia. Más de 500 páginas que puedo recomendar sin rubor. Connolly es la caña.

Anika Lillo