La mala hierba

Opinión:

Tenía muchas ganas de leer "La mala hierba", no sólo por la trama si no también porque me quedé con las ganas en su momento de leer su anterior novela, "Monteperdido". Al final ha tenido algo muy bueno y algo que no me ha convencido nada, aunque no por ello voy a desistir.

Me gustaría comentar que aunque me encanta el título y de hecho fue una de las cosas que me atrajeron de la novela, si la hubiera llamado "Las malas tierras", como él mismo nombra en la novela, habría dado más en el clavo, porque la mala hierba me remite a una familia, pero la mala tierra hubiera abrazado a todos sus habitantes, y algo -mucho- de eso hay.

"La mala hierba" tiene dos puntos fuertes: los personajes y Almería, o más bien Portocarrero, ese desierto donde vive la familia, así como el pequeño pueblo, la civilización más cercana a ellos con sus no muchos habitantes.

Agustín Martínez ha cogido Portocarrero, en la actualidad un pueblo abandonado de Almería, y le ha puesto a unos cuantos vecinos. Destaca uno por encima de todos: el que maneja el dinero. El Rubio. Un tipo atractivo por su posición social, su carácter amable y su chalet. Vive con su hermana -siempre hasta arriba de pastillas para sobrellevar su enfermedad mental- y su sobrino, Néstor. Aquí a casi ninguno se le puede llamar personaje secundario: si bien la familia protagonista es la de Jacobo, Irene y Miriam, estos otros también lo son, porque de alguna forma "se mezclan". El cómo y por qué es cosa vuestra descubrirlo leyendo la novela.

Otros personajes que podrían ser secundarios pero inevitablemente tienen casi la misma importancia, son el matrimonio formado por Ginés y la Fuertes, y su hija Carolina; por otro lado el hermano de Irene, Alberto, y su cuñada, Rosa.

Y finalmente -aunque haya realmente secundarios, como la dueña de la posada, la del bar, el Indio o la policía-, Nora, la abogada que defiende a Miriam y que cree firmemente en su inocencia.

En "La mala hierba" se nota tanto el protagonismo de estas personas como el del desierto o el pueblo. De verdad que es un punto fuerte, muy fuerte, el autor consigue retratar a la perfección su personalidad, sus miserias, sus posibles segundas intenciones… Para mí ha hecho el mejor trabajo en este aspecto.

La trama, por otro lado, tiene algo bueno y algo malo. La historia es buena, y la forma en que dosifica la información, también. Los personajes, geniales: la frustración, el desengaño, el deseo de conseguir sus metas, su forma de luchar -equivocada o no-, el desamor, la necesidad de una seguridad, de un futuro, las promesas incumplidas, el miedo, la osadía adolescente desengañada, la incomprensión, la manipulación, la evasión, el amor por encima de todo, la desesperación… Todo esto (y más) está tan logrado que de haber evitado los errores que tiene la novela le habría dado una nota muy alta.

Pero como adelantaba con eso de los errores, la forma general es tramposa. Los giros inesperados que se anuncian en realidad tienen más de trampa que de giro. Me entenderá quien lo haya leído y recuerde que "la quería en casa para callarla". No había nada que hacerle callar. Es un típico truco para hacer creer algo, pero es que aquí no había nada que creer. Cuando se utiliza un recurso así, debe ser coherente. También falla estrepitosamente en la credibilidad de la investigación policial: no es creíble que se lea en un mensaje que Miriam odia a su padre porque entra por las noches "a visitarla" y hace entender que está siendo golpeada y abusada, y que la policía pase eso por alto porque no tiene importancia. Me ha dejado bastante anonadada que ningún editor le haya dicho al autor que eso es un fallo monumental porque le ha restado la credibilidad que necesita cualquier investigación, especialmente de un parricidio. Incluso el autor, en una segunda lectura, debería haber visto semejantes fallos.

Así pues, la novela está bien porque se lee con suspense, es ágil en su lectura y es muy, muy buena en cuanto a sus personajes. De hecho en ese aspecto os diría que es maravillosa. Pero no puedo evitar darle una de cal y otra de arena. Es la segunda novela del autor y en contraportada se dice que Agustín Martínez se ha convertido ya en una de las mejores voces del thriller internacional. Con una presentación así me desconcierta que se le hayan pasado por alto tales errores. Será que soy exigente (lo soy porque precisamente una de mis especialidades es la novela negra), pero honestamente no creo que lo sea tanto. O sí, lo soy, pero aquí he bajado el listón a propósito porque me gusta valorar el trabajo de los autores, y no, no me convence. Espero y deseo que su tercera novela no juegue con trampas y esté mejor controlada antes de publicarse, porque yo sí quisiera volver a leerle.

De verdad que sólo por los personajes ya me parecía maravillosa.

Anika Lillo

Foto homenaje: