La madre de Frankenstein

Opinión:

Había tres razones por las que quería leer este libro en particular. Una, que tenía una deuda con Almudena Grandes porque el primer libro que intenté leer suyo, siendo muy jovencita, no me gustó, y la seguía teniendo en cuentas pendientes. Dos, que la historia estaba localizada en un manicomio de mujeres y todo el mundo sabe que siento gran respeto e interés por las enfermedades mentales. Tres, que una de las protagonistas era nada menos que la madre de Hildegart, Aurora Rodríguez Carballeira, cuya historia y crimen real leí de jovencita en el libro de Eduardo de Guzmán, "Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart". Aquel libro me conmocionó (como lo hizo en la misma época "El crimen de Cuenca"… qué cosas pasaban en España…). Por eso mismo y por la disponibilidad, lo seleccioné para un club de lectura y poco después Almudena Grandes dejaba este mundo. Muchos huérfanos literarios han quedado en este país, porque Almudena definitivamente era grande. Este libro me lo demostró.

Aurora no es la protagonista principal, es la excusa perfecta para contarnos otras historias y reflejar en ellas cómo era la España franquista, la de los aprovechados como Vallejo Nájera o López Ibor (menudo chasco me he llevado con el prestigio de estos dos señores), los religiosos y los que compraban bebés a escondidas. La España donde una mujer no podía estar empoderada porque dependía de su marido hasta para tener una cuenta bancaria, y era poco menos que una furcia si antes había tenido relaciones, y si alguien se casaba con ella en realidad "cargaba" con ella. La España donde se respetaba poco o nada a menos que tu ideología fuera la regente y vigente (hoy, esto, no ha cambiado mucho, hacéoslo ver, por favor, que a todos nos apetece decir barbaridades en redes y preferimos denunciar las cosas con educación). La España donde las oportunidades eran pocas y si tenías un éxito igual te tocaba esperar a que otro, afín al régimen, se llevara los aplausos. La España donde las mujeres no importaban, y menos aún si tenían enfermedades mentales… Esa España, la de no hace tanto, la que ha dejado huella y aún colea cuando menos te lo esperas (da igual con qué partido vivamos ¿ya se multa a las empresas por pagar menos a mujeres que a hombres haciendo el mismo trabajo? ¿Ya se han creado leyes que impidan la pobreza energética cortando de raíz los favoritismos a grandes empresas y hundiendo en la miseria o cargándose directamente a la clase media?)

Almudena Grandes nos dio una lección de historia pero dejó las claves para entender porqué aún los políticos viven apoltronados, cómodos en sus asientos, subiéndose el sueldo mientras los demás empobrecemos, importándoles un carajo que la ciudadanía viva con dignidad… No, ya no existen los manicomios, pero sigue existiendo la pobreza mientras suben los precios de los pisos que no podemos comprar, la comida, la luz… Ay, como para que venga alguien a decirme que me posiciono con algún partido. Por eso me gusta este libro de Almudena Grandes, porque cuenta lo que fue, y yo veo lo que permanece, porque es una denuncia en toda regla, pero escrita con exquisitez, con estilo, con amor.

Porque se le notaba que amaba a sus personajes y eso se traspasa al lector. Porque fue capaz de contarnos una historia de amor que no lo parecía, y sin embargo dentro de ti se queda aquel sacrificio, la mayor muestra de amor si cabe. Porque no se desvió ni un ápice de la historia de Aurora, la madre de Hildegart, aunque esta empiece y acabe en el manicomio de Ciempozuelos (pocas licencias narrativas se tomó; lo básico y real permanece ahí, con datos). Porque fue capaz de contarnos una historia de amistad y lealtad por encima de ideologías y traiciones y nos regaló un halo de esperanza. Porque nos advirtió de que el rol femenino del que huían las mujeres podía volver en cualquier momento dependiendo de con quién te casaras, de la influencia familiar del marido. Porque el fanatismo puede llegar sin que te lo esperes y destrozar una familia (en este caso la autora se centra en el mundo de los judíos y los nazis). Porque todo su libro es una muestra y guía de la vida y prácticamente una advertencia para que no volvamos atrás.

Siento totalmente honesta, sé que con el tiempo me olvidaré de qué pasó con Germán, si se casó o no, con quién, qué hizo después… esos pequeños detalles con los que finaliza una gran historia. Pero me da en la nariz que no olvidaré el resto, y mucho menos lo que pasó con María, quizás porque lo tenía más difícil. Del libro en general es difícil que me olvide porque es magnífico.

Para mí ha sido una experiencia curiosa porque le iba subiendo nota conforme avanzaba la novela, y al finalizarla, al dejarla reposar, al reflexionar todo lo leído, me di cuenta de que se merecía la nota máxima. Un libro imprescindible de la obra de Almudena Grandes.

Anika Lillo