Anika entre libros

La intensa vida

Ficha realizada por: Darío Luque
La intensa vida

Título: La intensa vida
Título Original: (La intensa vida, 2022)
Autor: Zoé Valdés
Editorial: Berenice
Colección: Berenice Contemporáneos


Copyright:

© 2022, Zoé Valdés
© 2022, Editorial Almuzara, S.L.

Edición: 1ª Edición: Octubre 2022
ISBN: 9788418709517
Tapa: Blanda
Etiquetas: memorias autobiografía literatura cubana infancia Cuba París intelectuales anécdotas sobre literatura mujeres política latinoamérica Fidel Castro conservadurismo sobre escritores
Nº de páginas: 229

Argumento:

Zoé Valdés, prestigiosa novelista y autora de guiones cinematográficos, nació en La Habana y creció en el ambiente de precariedad generalizada que instauró el régimen castrista. A mediados de los años noventa, aprovechando un viaje a París, solicitó asilo político y desde entonces vive exiliada en Europa, donde ha publicado gran parte de su obra literaria, como las novelas "Lobas de mar", "La mujer que llora" y "Te di la vida entera". En estas memorias, la autora recuerda su infancia en Cuba y se centra especialmente en dos figuras cruciales de aquellos años, su madre y su abuela, a quienes responsabiliza de sus primeros tanteos con el arte y con la literatura. Formada por breves capítulos de recuerdos, casi a modo de estampas, "La intensa vida" incide en los años parisinos de Valdés, en sus aprendizajes literarios y, también, en algunas polémicas de signo político que ha protagonizado contra otros intelectuales, tales como Leonardo Padura o Iván de la Nuez.

La autora no esconde su tendencia a la provocación en estas estampas de la memoria que, en ocasiones, parecen ser también un ajuste de cuentas con el pasado.

 

Opinión:

 

"Lo peor de ser un exiliado es que ningún lugar del mundo consigue ser el adecuado. Lo mejor es que el lugar adecuado está en ti mismo", afirma Zoé Valdés al comienzo de "La intensa vida". Este es, ciertamente, el mensaje que se desprende tras la lectura de sus memorias, en las que Cuba y París funcionan como polos opuestos, como dos imanes que se repelen mutuamente. Sin seguir necesariamente un orden cronológico, y sin dividir el contenido por temas o por intereses, la autora relata a lo largo de estas páginas su infancia en Cuba (la "Ínsula de Cagonia", según su propia terminología) bajo el régimen de Fidel Castro ("La Bestia", dice), así como su posterior vida en París y ciertos episodios elocuentes en torno a su faceta pública de intelectual. Todo ello, sin embargo, está atravesado por una singular actitud que tiene mucho de provocación, de exhibicionismo ideológico y de un egocentrismo que toma distintos cauces, bien el del autoelogio literario o bien el de la sensualidad. Sin entrar a juzgar el ideal estético y político con el que se alinea esta actitud, lo cierto es que en algunos momentos el lector se siente abochornado ante una narración que parece quedar satisfecha con el cultivo del yo y con el ajuste de cuentas, sin mayores pretensiones creativas.

En mi opinión, son de gran interés los capítulos en los que Zoé Valdés retrata el paisaje físico y emocional de la Cuba de su infancia. Brilla en ellos, por encima del contexto sociopolítico, la singularidad de una madre que se olvida de su hija en la playa, y también la imagen de la abuela, que alienta las primeras inspiraciones creativas de la niña, satisfechas en el muro de casa, poco antes de que la edificación cayera abajo. También son de gran interés esos otros capítulos, una mayoría, que recrean los encuentros de Valdés con todo tipo de intelectuales y escritores en París, como el día en que posó desnuda para Balthus, su encuentro casi fortuito con Samuel Beckett en un parque parisino, sus vivencias en la mítica librería Shakespeare & Company, regentada entonces por George Withman, o también su encuentro con Alberto Moravia. No menos interesantes son algunos capítulos en los que asistimos a las confesiones literarias de la autora, a menudo sobre el proceso de escritura de sus novelas o, en ocasiones, sobre su interpretación de obras ajenas, sean de José Martí o de Voltaire. La de Martí es una presencia que sobrevuela todo el libro, así como otras figuras que han sido de vital importancia para Valdés, tales como Dulce María Loynaz, Alba de Céspedes o Dora Maar.

Sin embargo, hay hacia la segunda mitad de "La intensa vida" una retahíla de capítulos en los que la memoria se aparta y deja paso al rencor. Zoé Valdés apunta directamente contra escritores vinculados a Cuba, como Iván de la Nuez y Leonardo Padura, tratando de desautorizar sus logros intelectuales con acusaciones de plagio o tretas poco éticas. Algunos de estas páginas, más propias de un blog o de una página de Facebook que de un libro de memorias, demuestran esa actitud altiva y provocadora a la que me refería anteriormente y que, en mi opinión, lastra el valor del libro. Es una pena que Valdés haya decidido tomar ese camino, en vez de aprovechar esta ocasión para ofrecer detalles biográficos sobre su amplia experiencia literaria y cinematográfica, pues no me cabe la menor duda de que su testimonia contribuiría a señalar ciertas redes intelectuales hispanohablantes al margen de las fronteras.

 

Darío Luque

 

 

 

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