Ágatha Ruiz de la Prada. Mi historia

Opinión:

Desde el primer momento sabemos qué nos vamos a encontrar entre las páginas de esto que viene a ser "la historia de Ágatha Ruiz de la Prada". Además, se ha dedicado a hacer mucha promoción y ha sido fácil encontrarla en programas de TV "hablando de su libro". Me topé con dos de esos programas en donde la estaban entrevistando y es innegable que en el tú a tú desprende positividad; sí, algo excéntrica también, pero muy divertida. Y, esto mismo, es lo que se plasma en el relato de parte de su vida, un relato estructurado en capítulos cortos y frases también breves en las que van incluidas sus coletillas, y esto hace que la vayas visionando como si fuera ella la que lo está leyendo, incluso con su propia voz, lo que ayuda a meterse más en él y en lo que ella ha querido contar. 

Ya desde la misma contraportada se muestra, y estoy segura de que así lo cree, como una mujer segura, que cree en sí misma, orgullosa de sus orígenes y empoderada hasta la médula. Una mujer que se gusta, con una autoestima altísima y que disfruta siendo cómo es. Puede que a muchos les resulte algo narcisista y egocéntrica. Bueno, al fin y al cabo, lo que cuenta son sus vivencias, ella es la protagonista del libro y de su mundo, y como tal, se lo cree y así lo siente. Muchos dirán que su mundo no es real (no sé si habrá alguien que haya conocido a más personajes ilustres…), pero sí que lo es, pues hay una realidad diferente por cada ser humano que habitamos este planeta. Se lee entre líneas que tiene una cultura muy amplia, lo cual no quiere decir que sea una cultura reglada; para ser culto no necesitas tener 2 carreras y 5 másteres. Sin embargo, ella es la primera que es consciente de ser una privilegiada y de vivir en un mundo "sin ojeras aparentes". Pero no presume de ostentación, sino que ve su vida como si fuera la normalidad. 

¿Qué es lo que se va a conocer de ella si nos lo leemos? Sus orígenes aristocráticos, de los que he sido capaz de retener ni un 5% de su árbol genealógico; los varios casoplones de su familia; las relaciones con sus padres, que, mucha clase, mucho dinero, pero cariño de "aquella manera"; el cómo fue un poco la niña mimada, a pesar de ser la mayor de una troupe de hermanos y con los que mantiene también relaciones "a su manera"; su ajetreada vida social fruto del amplio conocimiento de personajes ilustres y de la cultura en general; sus comienzos en el mundo del diseño y la creación de su marca, donde utilizó el color como "refugio para huir de la tristeza y la depresión" porque, como ella misma dice, "el mundo no es de color de rosa, pero tampoco gris"; al menos, esto no se lo puede rebatir nadie; su posterior afianzamiento de la marca dedicando muchos capítulos a su carrera, uno de sus mayores orgullos. Episodios en los que se recrea especialmente con un desprecio irónico que Shakira a su lado es una principiante…, son los que dedica a Pedro J. Ramírez, donde los zascas son continuos, y a quién utilizó más de "semental" que como un compañero de vida; lo utilizó para desarrollar su gran proyecto, sus dos hijos. Entre medias cuenta episodios con tintes dramáticos e incluso traumáticos que, sin embargo, no parece que ella los sufriera como tal. Probablemente sí, pero no lo transmite en su relato, quizá sea por esa "simiente árida" que ella dice que tienen los Ruiz de la Prada, tan poco dados a mostrar sus sentimientos. 

En definitiva, anécdotas tras anécdotas con multitud de personajes, sin demasiado orden en su conjunto, sino que van saltando de unas a otras, pero que al menos son curiosas y enganchan. Es un relato con determinada gracia, con ese humor característico suyo en la forma de contar las cosas. Muchas de sus opiniones son todo menos políticamente correctas, pero es valiente y se atreve a decir lo que piensa. Podemos decir que no deja "títere con cabeza", ni personajes políticos ni de cualquier otro ámbito social. Llega a decir, "he conocido más perros buenos que personas, y eso que he tratado a muchas". Al menos lo hace con mucha ironía. 

Si tuviera que extraer una conclusión, personalmente, al menos sí la reconozco que ha sabido aprovechar su flamante condición aristócrata en trabajar y hacer algo de provecho, guste o no su estilo, y no quedarse en un simple personaje del papel couché y vivir de la "sopa boba" como otros muchos que, para mí, no tienen perdón de Dios. Ojalá algunos de nosotros pilláramos las posibilidades de tantos de ellos…

Belén Flores