La fábrica de canciones

Opinión:

Este libro es imprescindible para entender cómo han cambiado las industrias culturales desde hace pocas décadas, con un ritmo acelerado tras el nacimiento de internet y la vertiginosa digitalización más reciente de la vida social. Con un trepidante ritmo narrativo trufado de ejemplos que facilitan al lector la comprensión de una tendencia que se viene consolidando desde hace dos décadas, esta obra permite asomarse al enorme cambio que ha sufrido el mundo de la música en los últimos tiempos. Con historias de cantantes y productores, de empresas y promotores, que con sus anécdotas y experiencias son el relato vivo de cómo ha cambiado el mundo de la música en las últimas décadas.

Uno de los personajes que aparecen en el libro describe perfectamente este proceso, señalando el salto de una tecnología de la información a una "tecnología cultural", un concepto original mucho más complejo y sofisticado que el tradicional de  la mera posibilidad de acceder, como nunca ha ocurrido en la historia, a toneladas de información y contenidos de manera gratuita, por una emergente integración absolutamente disruptiva de procesos, datos, culturas, espacios geográficos distantes, comunicaciones, expectativas y consumos, en un espacio virtual de conversación universal que quiebra las hegemonías culturales convencionales en beneficio de una industria global donde la "fábrica" predomina sobre el "artista".

Como magnífico ejemplo de esta tecnología cultural que domina hoy la música, Seabrook nos enseña cómo se pueden comprar ritmos y pistas on line a los que añadir melodías de cosecha propia, como una señal del amplio poder de los productores musicales que han conseguido que el método de composición llamado de "pista y gancho" (track and hook) en el que un creador de pistas/productor colabora con el compositor de hooks/melodista para crear canciones populares, de manera que un productor puede crear series de pistas de manera industrial y después enviarlas por email a diferentes compositores de melodías para ver qué crean. Porque hoy una canción de éxito que puede contar con diferentes especialistas (escritores de estrofas, creadores de melodías, hacedores de puentes, letristas …), lo que a juicio del autor hace muy similar el actual proceso creativo en la música a la producción en una serie de televisión.

El método para convertir canciones prefabricadas en hits parte hoy de la premisa inapelable de que la gente concede a una canción hasta un máximo de siete segundos antes de cambiar de cadena, aunque uno de los efectos colaterales de este nuevo método de hacer música pueda provocar el efecto indeseable de que ¡todas las canciones suenen iguales!

Seabrook nos explica que servicios universales como Spotify, aparentes saltos tecnológicos para difusión masiva de música, han representado cambios disruptivos en sus respectivos mercados que han provocado enormes caídas en las ventas de discos, con unas ganancias por streaming que no alcanzan el antiguo estándar de ingresos para los artistas. Y pone como ejemplo de este fenómeno el de un grupo que ingresó de esta compañía 187 dólares por ¡68.000 reproducciones! de su álbum. Un modelo de claro beneficio para un muy escaso puñado de megaestrellas que recogen el 90% de los ingresos por suscripciones a esta plataforma de venta de música, a costa de miles de cantantes que la "nutren" con su música sin beneficio significativo alguno. De hecho se estima que el negocio de la distribución de música on line en Norteamérica ha caído de la cifra de catorce mil millones a la mitad gracias a la oferta de Spotify, con lo que eso conlleva para miles de cantantes y compositores. Como afirma un compositor en el libro, "si el streaming es el futuro ningún compositor joven podrá ganarse la vida". Un modelo que además choca frontalmente con la crudeza de las cifras, porque Spotify sigue sin ser rentable en su modelo de negocio y ya lleva perdidos unos 688 millones de dólares desde su creación en el año 2008, y sin perspectiva de rentabilidad a la vista.

El autor además describe, en este mundo tan cambiado por la irrupción de la sociedad digital, la extraña alianza, por convencional, de las emisoras de radio y las productoras musicales para lanzar éxitos. Un libro donde aprender también la extraña maquinaria de los programas de televisión especializados en la búsqueda de talentos musicales en los que los aspirantes a cantantes se convierten en personajes que han de sufrir, llorar, mostrar sus debilidades y ansiedades, para un espectáculo en el que la música es la excusa y el propio show televisivo el protagonista.

Y cómo no, sacar jugosas conclusiones de los análisis de Seabrook sobre el papel emergente de las grandes corporaciones tecnológicas y su seria amenaza a los modelos económicos más o menos tradicionales de la industria de la música, así como lo que el autor llama la "efervescente subcultura de las redes sociales" que aúpan y destruyen reputaciones y famas por el frío efecto de la moda o la presión ambiental.

Como el autor señala en el libro, no dudando de tildarlo de indignante, los servicios musicales en streaming de compañías como Google, Amazon o Apple, están "birlando" el dinero a los artistas, porque estas compañías utilizan la música para atraer a la clientela a sus páginas web y mantener a la gente atrapada en sus ecosistemas de negocio. Un negocio redondo para estas compañías, que prácticamente obligan a los músicos a otorgar (casi regalar) las licencias de sus canciones a estas corporaciones, estos oligopolios globales, si quieren existir en el mundo de la música.

Un gran libro de un gran experto, un verdadero conocedor de los entresijos de la industria de la música, que ayuda a conocer este mundo, a saber los millones de efectos más o menos deseables que provocan los millones de descargas o de consumo por otros canales en las diferentes plataformas musicales hoy disponibles.

Un libro urgente para todos los interesados en el mundo de la música y sobre en las actuales tendencias en las industrias culturales contemporáneas.

Jorge Riet