La cabaña del fin del mundo

Opinión:

Y aquí empieza lo sorprendente de la historia que, para mí, es de las que me atrapan. Estos intrusos se muestran educados en todo momento, solo quieren que les dejen entrar, son de "por favor", "no os haremos daño", "solo tenemos que deciros algo"... y con gran afabilidad. Pero, en definitiva, es una cuestión de por las buenas o por las malas pero hay que hacerlo, con lo cual ya sabemos que van a entrar y que como van armados y son una amenaza, quienes saldrán mal parados serán los padres de Wen a los que van a pillar despistados y aislados.

Son cuatro intrusos (Leonard, Adriane, Sabrina y Redmon), y solo uno de ellos (Redmon) parece más sarcástico, menos amable... parece tener un pasado delictivo. Para más inri son desconocidos entre ellos: se han conocido ¡esa misma mañana! Cada uno viene de una parte del país pero todos han recibido el mismo mensaje a través de sueños y visiones: Eric, Andrew y Wen deben elegir cuál de los tres se sacrifica para salvar a la humanidad. Si no lo hacen llegará el apocalipsis.

La tensión es absoluta. Paul Tremblay te sitúa en una montaña, una cabaña, aire puro, con una familia feliz… Todo es idílico. La irrupción del enorme Leonard trastoca la imagen pero también es un chico educado por muy gigantón que sea. Tienes, como Wen, la sensación de que es buena gente, pero ¿y si la buena gente hace caso a señales mistéricas y de un modo repentino e irreversible decide llevar a cabo una misión que puede terminar con consecuencias terroríficas?

Una de las cosas más inquietantes del asunto es que parecen DE VERDAD buenas personas, son amables, si rompen algo lo arreglan, les cierran las heridas... y por muy difíciles que se pongan las cosas si hay que hacer un sacrificio, se hace. El cómo, quién o quiénes, por qué y toda esa liturgia que llevan a cabo solo debes saberla leyendo el libro y verás que es perturbador hasta decir basta. Te puedes quedar con los ojos abiertos como platos. Que no se nos olvide algo sobre estos amables personajes: sus actos son espeluznantes y desconcertantes.

Al final (no al final de la novela, sino al final de la ecuación) tenemos a un grupo de gente, dos inmovilizados, sangre, violencia, miedo, buena educación, muerte, tsunamis, huracanes… y un posible fin del mundo. Aterrador.

La violencia crece al mismo tiempo que la tensión, de pronto ves simples fanáticos como piensan los personajes (Eric y Andrew) pero el tiempo pasa y ocurren cosas…  Cosas que no deberían ocurrir, que no son normales, y piensas lo peor ¿Estos tipos son de una secta o…? Son Son una enfermera, una cocinera y un monitor de gimnasia ¿por qué les torturan de esa manera?

Esto es así: imagínate que yo te digo que si abres una puerta vas al cielo y si abres la otra, al infierno, pero en cualquier caso hay consecuencias porque alguien debe sacrificarse, y, además, no tienes opción: tienes que abrir una puerta. Tú mirarás las puertas y dirás posiblemente que eliges el cielo, entonces te digo que mates a alguien de tu familia y ahí ya me miras con cara de esta está loca y es peligrosa, pero yo tengo una verborrea estupenda, una capacidad brutal de convencerte de que el tiempo pasa y hay que hacerlo sí o sí, y tú tratarás de pasar de mí porque seguirás pensando que estoy loca, y… de pronto… alguien muere y la visión es trágica, yo sigo hablándote y convenciéndote con mucha más impaciencia y empiezas a dudar porque lo que acabas de ver es terrorífico y no estamos en igualdad de condiciones: tú estás atado y yo, armada. Y dudas… pero no por el arma.

Ahí está el juego psicológico de Paul Tremblay, una técnica que usa en sus novelas (a mí me encantan  y me consta que hay gente a la que no, pero quienes como yo las disfrutan vemos mucho más en ellas de lo que cuenta). Las cosas no suceden porque sí, hay siempre una duda entre lo real y lo ficticio. ¿Será verdad lo que contaban? Para eso nos deja un final impresionante. Y en esta técnica del suspense psicológico hay cabida para la reflexión: el autor te cuenta una historia de la que puedes sacar conclusiones y no ponerte de acuerdo ni contigo mismo.

¡La de spoilers que me he dejado guardados en privado para no desvelar las cosas que aquí suceden!

"La cabaña del fin del mundo" es una novela súper inquietante, perturbadora y aterradora. Ningún libro de terror da miedo, pero ponte en la situación de los personajes y luego me cuentas. Claro que lo recomiendo.

Anika Lillo