La biblioteca Fajardo

Opinión:

Las historias que hablan de libros siempre son motivo de alegría y más cuando entre ellos se encuentra el Quijote en sus primeras ediciones viajando por mar hasta el Nuevo Mundo. Porque nuestros navíos no solamente traían oro, plata, alimentos y telas, también exportaban todo lo que se demandaba en aquellas tierras por gobernantes, misioneros y emigrantes de cualquier posición; y entre todo ello, el relato nos cuenta como se preparaban y distribuían cientos de libros cuidadosamente seleccionados.

En esta labor es donde encontramos involucrada a Inés Fajardo, tercera generación de mujeres amantes de los libros, y el papel que jugó en esta tarea, pero también conoceremos como transmitía su pasión entre quienes le rodeaban, enseñando incluso a leer a quién no sabía o debatiendo sus lecturas en círculos de lectores y escritores, entre los que se encontraba Lope de Vega.

La crónica que aquí se nos cuenta nos hace reflexionar sobre la importancia que tuvieron los libros en la enseñanza y la cultura que se impartía al otro lado del mar para combatir los excesos que las conquistas habían ido dejando durante años.

Cervantes y el Quijote se asoman a estas páginas como también lo hacen otras novelas que por su importancia están unidas a este siglo. La narración se recrea en pequeños esbozos de obras literarias abriendo el apetito a la lectura de nuestros clásicos.

Otro de los puntos de interés son la descripción y aventuras de los emigrantes españoles en el Nuevo Mundo, en las que cabe destacar la comparación quijotesca que se hace de los hombres que marcharon en busca de quimeras imitando a los libros de caballería; o un paseo turístico por la ciudad de Sevilla hablando de historia.

La trama se complementa con una parte de intriga que también mantiene al lector expectante ante su desenlace, dando un punto más de interés al relato. La autora sabe dosificar los géneros y no abusa del romanticismo ni agota al lector con los apuntes históricos, siendo la intriga de los acontecimientos el motor que nos impulsa a seguir leyendo. Como también lo hace con los personajes, no dejando que estos obtengan más protagonismo que los libros, que al fin y al cabo son los habitantes de una biblioteca que hablan por sí solos.

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