Habla Mario

Opinión:

Miguel Delibes cumpliría en 2020 cien años. Por todos es sabido que, entre muchas obras memorables, "Cinco horas con Mario" fue la novela a la que numerosas generaciones guardan un cariño especial, quizás por su temprana lectura o por el recuerdo de una fantástica Lola Herrera representando el personaje de Menchu. Ahora, más de cincuenta años después de aquella obra, el periodista y escritor gallego José de Cora nos ofrece en "Habla Mario" la otra parte de la historia, la que quedó silenciada por el perspectivismo deliberado de Menchu: la versión de Mario Díez Collado, el difunto al que se achacan tantas críticas y problemas.

Con un prólogo metaficcional, José de Cora da sentido al parlamento de un difunto: Mario habría solicitado un permiso especial de la autoridad en el Más Allá, y finalmente en el año 2018 este habría sido concedido. Se le permite materializarse en la Tierra para "rebatir, rechazar o matizar aquellas acusaciones que su viuda le dirige", con dos condiciones: Carmen permanecerá dormida a lo largo del parlamento de su marido, y este solo podrá decir la verdad, sin posibilidad de mentir ni en una sola ocasión. Empieza así el indiscriminado repaso que hace Mario por su vida conyugal y, como no puede ser de otra manera, lo primero que recrimina a la viuda son sus primeras reacciones ante la muerte del marido: su preocupación por el sostén de luto, el comentario humorístico de un hijo pequeño que, debido al funeral, no puede ir a la escuela ese día, o incluso el aprovechamiento de la muerte para asaetear al difunto con quejas y reproches.

Poco a poco, en un total de treinta soliloquios, Mario va sacando a relucir los muchos reproches que también él tenía guardados a su mujer. Por ejemplo, "la traición del tupperware", cuando Menchu aprovecha una ausencia del marido para organizar una venta clandestina de fiambreras en su casa. También se incide mucho en las dificultades que tuvo Mario para alcanzar el puesto de catedrático tras años de estudio, o en las expectativas que ambos tuvieron de la relación al conocerse, o incluso se responde aquel inolvidable reproche de Carmen a Mario, que no le quiso comprar un coche 600. El coche, símbolo de la estabilidad económica y social en un momento convulso -pero de ligera prosperidad- para la población española, tendrá también en "Habla Mario" su papel recurrente.

No en vano, también José de Cora, como su maestro Delibes, utiliza el parlamento de Mario para caracterizar a la sociedad española mediante hechos singulares que atañen a la vida personal e intrahistórica de los ciudadanos. Así, Mario incidirá una y otra vez en el conservadurismo de Menchu, en su devoción por los ministros franquistas y por el régimen, mientras se caracteriza a sí mismo en las antípodas de ese pensamiento. A pesar de contar con una sola voz, es innegable que "Habla Mario", igual que "Cinco horas con Mario", tiene dos protagonistas, y ambos articulan desde el maniqueísmo una crítica a la sociedad española, a los clichés de las clases sociales. Además, el estilo de José de Cora es culto y cuidado, con una escritura muy meditada, repleta de frases hechas y refranes que acercan al texto a ese humorismo que el mismo Delibes le imprimió desde un comienzo.

"Habla Mario" es la respuesta, tan necesaria como hilarante, a "Cinco horas con Mario" de Miguel Delibes. Una novela divertida y singular que revela los usos y costumbres de la España más castiza.

Darío Luque