Estimado señor M.

Opinión:

Herman Koch se inspiró en hechos reales para escribir la ficción que daría pie a "La cena". Curiosamente, en su última novela presenta a un escritor que se basa en una tragedia real para escribir la novela que lo lanza al estrellato, guiño y premisa que le sirve para analizar la responsabilidad del novelista al presentar realidades, al beber de lo que le rodea para hacer una crítica o una burla...

La historia que narra la novela ficticia, Ajuste de cuentas, nos presenta a dos jóvenes, Herman y Laura, que, mientras pasan unos días de vacaciones en una casa en la montaña, reciben la visita del profesor y ex amante de Laura, Jan Landzaat. Éste dice estar de paso para disculparse. Y eso parece. Pero el coche se avería y no se vuelve a saber nada de él. Para el protagonista, el señor M., los sospechosos son claramente los chicos: es lo que otorga a la historia un toque de misterio, de morbo; lo que vende. Pero, ¿fue realmente eso lo que ocurrió? ¿Cómo afecta a los chicos esa acusación por parte de un escritor? ¿Cuál es su responsabilidad en los acontecimientos futuros de su vida, marcados por una culpa que, quizás, no sea cierta?

A través de varios puntos de vista narrativos, vamos desgranando la historia, la actual y la del pasado, descubriendo que el rompecabezas es más complejo de lo que parecía. Vemos parte de la historia desde los ojos de Herman, de Laura e incluso del profesor Jan Landzaat, lo que nos permite ir atando cabos. El problema es que, entremedio de esta historia de misterio, late otra historia, la del escritor y el vecino que lo observa. ¿Cuáles son sus motivos? ¿Quién es realmente? ¿Y por qué está obsesionado con él?

La gracia es que, más allá de la trama que va trazando Herman Koch (curioso paralelismo entre su nombre y el de sus protagonistas), subyace en el libro una crítica al mundo literario, a ese aire de importancia que desprenden algunos escritores y que el mundo que los rodea fomenta. A través del personaje del señor M., Koch muestra el universo de entrevistas, fiestas y cierto esnobismo que recae en algunas personalidades del mundo literario y cultural.

Escrita de forma certera, es posible que peque a veces de exceso, perdiendo en algunos momentos al lector en esa red tan extensa y retorcida, para luego explayarse en comportamientos y escenas que pueden resultar un tanto chocantes. Y es que aunar las dos historias y, además, esa observación del mundo literario, conlleva una amplitud que, a veces, puede parecer un poco extensa. Sin embargo, el puzle psicológico está servido, y bien servido, así como la reflexión sobre la responsabilidad del novelista, algo que quizás hemos olvidado por el camino, llevados por la imagen y la inmediatez.

Inés Macpherson