Anika entre libros

Esta noche moriré

Ficha realizada por: Ana Vanesa Cremades
Esta noche moriré

Título: Esta noche moriré
Título Original: (Esta noche moriré, 1996)
Autor: Fernando Marías
Editorial: Alrevés
Colección: Alrevés Narrativa


Copyright:

© Fernando Marías, 1996

© 2016, Editorial Alrevés, S. L. 

© Fotografía de portada: Laura Muñoz

Edición: 1ª Edición: Enero 2016
ISBN: 9788416328383
Tapa: Blanda
Etiquetas: drogas alcohol arte cárcel asesinatos delincuencia epistolar cartas intriga tensión literatura española monólogos novela novela corta prostitución teatro thriller thriller psicológico mendigos venganza suspense violaciones psiquiatría chantajes marchantes policía confesiones
Nº de páginas: 160

Argumento:

Monólogo en forma de carta (o carta con formato confesional), "Esta noche moriré" recoge la confesión de una venganza, la que Corman planifica y lleva a cabo contra Delmar, el policía que consiguió que acabara con sus huesos en la cárcel. La particularidad de esta misiva es que Corman se suicidó dieciséis años atrás y Delmar ha vivido todo este tiempo ajeno a su macabro destino que, es, según el criminal le confiesa, que él se suicide también.

Este volumen recupera el texto original que se publicó por primera vez en 1996 e incluye el monólogo teatral de QY Bazo inspirado en la novela.

 

Opinión:

 

Fernando Marías es un autor que sigo desde hace muchos años. Desde "La luz prodigiosa" ha sido uno de esos escritores que siempre han despertado mi curiosidad y al que he intentado seguir la pista (difícil en ocasiones porque Marías se caracteriza por su versatilidad y sus muchas labores en el mundo cultural: editor, creador e impulsor del proyecto Hijos de Mary Shelley, entre otras). Es, por tanto, un autor cuyo estilo no me es desconocido y, me atrevo a decir, cuyos temas recurrentes ya me son algo familiares.

La novela corta "Esta noche moriré" no había caído en mis manos, según he descubierto al leer esta reedición de Alrevés, porque ha sido un texto difícil de encontrar a lo largo de sus veinte años de recorrido. Como si una maldición pesara sobre él, o como si la secreta Corporación que aparece en sus páginas se hubiera, efectivamente, encargado de que no se difundiera su secreto. Pero me estoy adelantando.

"Esta noche moriré" comienza precisamente así, con esa confesión de suicidio ya planeado por parte de Corman, un marchante de arte (¿?) que escribe a Delmar, el agente de policía que ha conseguido que lo encarcelen. Su carta, pensada para ser leída dieciséis años después de su suicidio, consiste en el relato pormenorizado de cómo ha planeado vengarse de Delmar y cómo, a lo largo de esos dieciséis años, su venganza se ha ido haciendo efectiva.

Como Fernando Marías nos confiesa en el monólogo que acompaña la novela y que está pensado para ser interpretado por él mismo, la ejecución de una venganza tan dilatada en el tiempo y una vez el principal interesado ha abandonado este mundo le planteó más de un quebradero de cabeza a la hora de estructurar la novela. Surge entonces la figura de la Corporación, una organización dedicada a conseguir grandes obras de artistas como pago a deudas que antes se han encargado de que contraigan con ella. Una sofisticada y maquiavélica estructura jerárquica que se jacta de tener una serie de trofeos artísticos que sacan a subasta cuando creen que han alcanzado su cumbre en el mercado. Esta estrategia argumental, que el lector llegará a dudar si es de verdad solo eso o si cabría la existencia en el mundo real de tal organización, es uno de los grandes aciertos de esta novela porque la conecta con nuestra realidad y la hace verosímil… y terrorífica.

Me ha gustado muchísimo, no os voy a engañar. "Esta noche moriré" se lee en un suspiro, no solo porque es breve en extensión, sino porque su argumento no hace más que mejorar, la cuerda se tensa alrededor del cuello del agente Delmar y es imposible abandonarla sin saber si todo lo que Corman le relata ha pasado en realidad o, más aún, si su objetivo último (el suicidio del policía) se llegará a cumplir. Ciertamente, para disfrutarla tanto tienes que entrar en el juego que propone Fernando Marías, porque eso es lo que es esta historia: un juego en el que todo es posible, en el que cada página trae sorpresas más y más macabras solo imaginables por una mente tan perversa y sádica como la del delincuente Corman.

Corman, como narrador del lapso de dieciséis años que transcurren desde que se suicida en la cárcel hasta que la carta llega a manos de Delmar, juega a la hipótesis, reconstruye la vida del policía en base a su venganza, y ello lo convierte en un narrador del que no nos podemos fiar aunque lleguemos a olvidar que relata su plan y no los acontecimientos reales. Si estos se corresponden o no con la meditada venganza es algo que no me corresponde desvelar, pero sí os puedo asegurar que el desenlace de la novela está a la altura de la tensión creada a lo largo de todo su desarrollo.

Como decía al principio, la prosa de Fernando Marías no me es desconocida y, de hecho, en esta novela he encontrado ecos de una mucho más reciente pero que yo leí antes. Me estoy refiriendo a "Invasor" la novela que fue llevada al cine en 2012 por Daniel Calparsoro con Alberto Ammann, Imma Cuesta, Antonio de la Torre y Karra Errejalde como elenco. Ambas son disfrutables (novela y película) si bien la patada en la boca del estómago que me produjo la primera no se encuentra en la segunda. Cito aquí "Invasor" porque, como decía, "Esta noche moriré" me ha recordado a ella en cuanto a ese fluir de conciencia que sirve como hilo conductor y en el tratamiento de temas como la venganza (o su contrapartida, la necesidad de exculpar los errores), la identidad (verdadera, falsa o la búsqueda de ella) y la doble cara de la sociedad representada aquí por la Corporación y en "Invasor" por el Estado que exige silencio por encima de la verdad. En ambos casos Fernando Marías nos plantea un dilema moral que deja en suspenso: ¿quién tiene más culpa: el criminal o el policía?; ¿quién mide el límite de la maldad o dónde se encuentra éste?; ¿hasta qué punto somos libres de elegir nuestro destino o son otros quienes deciden por nosotros?

Por último, me gustaría destacar el monólogo teatral que incluye la edición porque, una vez  que el ya mencionado puñetazo en el estómago te deja sin aliento con la novela, el monólogo le aporta visos de verdad y un mayor misterio. La triquiñuela (porque… ¿lo es, verdad?) que mezcla realidad y ficción y que nos invita a creer en la existencia de una Corporación real (y de paso en un fortuito acto de oráculo por parte del autor al "inventarla" para su novela) me ha parecido la guinda perfecta para una historia ya de por sí muy inquietante.

No me atrevo a decir que ha sido una "grata" lectura por cuanto de tensión me ha hecho sentir pero, desde luego, ha sido una muy buena lectura.

Ana Vanesa Cremades

 

 

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