El secreto de las hermanas Blackwood

Opinión:

"El secreto de las hermanas Blackwood" es de esas novelas que todo amante de la intriga lee con sumo placer. La novela tiene dos líneas temporales, la que pertenece a Lilly, la pequeña a la que su madre encierra -según ella por su bien, porque si la gente la viera se espantaría y querrían hacerle daño-, y Julia, en la actualidad, que huyó de su familia porque su madre era malvada. Ahora, lector, te preguntaras ¿muy malvada? Sí, mucho, tanto que no te esperas el sorprendente final -broche de oro- con el que se cierra esta historia.

De las dos partes, la correspondiente a Lilly y su vida en el circo es la más dura, la más triste pero también, con diferencia, la más interesante. Conocemos el mundo del circo y las diferencias entre los empleados circenses normales (acróbatas, payasos, domadores, etc.) y los monstruos, los que se enseñan a los visitantes previo pago. Los malos tratos no se limitan a los animales.

La otra parte, la que se refiere a Julia, es diferente. Es más lineal, más obvia. Sabes que acaba de heredar una mansión que esconde una habitación oculta en el ático, con un acceso oculto, difícil de encontrar. Lo sabes tú como lector pero no ella. En lo que respecta a Julia, la veremos ocuparse de la gran casa y de la granja, su relación -difícil- con el hombre que se ha encargado siempre de los caballos, y con un atractivo veterinario que, al menos, le pondrá las cosas más fáciles a su llegada. Casi al final encontrará el ático y ahí empezará a desvelarse una verdad que la horrorizará.

Nada de lo contado hasta aquí es realmente spoiler. Lo que no te cuenta la contraportada te lo cuenta el argumento en la web (sugiero NO LEER la que ponen en casadellibro porque cuentan demasiado). Digo esto porque la novela, si te engancha sobremanera, es por Lilly, por su destino, su historia de superación, su vida traumática, su condición de apestada (monstruo), las cosas que le ocurren (y no os he contado nada, tenéis mucho por descubrir), e incluso por su final.

Ellen Marie Wiseman no se conforma con darnos una sorpresa al final. Nos da un sorpresón, de los que te dejan alucinando. Sólo os diré que la maldad no se pasa con los años.

Una novela que se lee rápido y que en ocasiones es imposible abandonar, aunque necesites dormir. Un final bestial. ¡Os la recomiendo!

Anika Lillo

FOTO HOMENAJE: