El ritmo de Harlem

Opinión:

Este libro, del dos veces ganador del premio Pulitzer, es el primero de una trilogía sobre la vida de la comunidad negra de Harlem a lo largo de las décadas, cuyas características y problemáticas se nos presentan de forma muy orgánica.

"El ritmo de Harlem", no obstante, se puede leer de forma autoconclusiva. De hecho, está compuesto de tres aventurillas (ligeras y en general con poca acción, salvo quizás la última) que también son autocontenidas, aunque tienen alguna relación entre sí, y que nos narran momentos en los que la parte turbia de la vida del protagonista (en dos de las historias, en la forma del primo yonki y delincuente) le pone en algún aprieto o le lleva a realizar acciones poco lícitas con las que logrará salir del apuro y medrar.

La historia nos narra la vida de Carney, un hombre de raza negra y origen humilde que lucha por tener una vida mejor. Aparentemente modélico, incluso en su propio autodiscurso, Carney es un hombre de negocios con una vida respetable gracias a su tienda de muebles. No obstante, el origen del dinero con el que puso la tienda es más que dudoso, y se saca un dinero extra haciendo de intermediario en la venta de mercancía robada: al principio, como no sabe (ni quiere saber) la procedencia de los bienes, sigue adelante como si su origen fuera perfectamente legítimo.

Por culpa de su primo Freddie, no obstante, sus discretos trapicheos se ven aireados en algunos círculos, con lo que la grieta en su doble vida se hace más grande. Su esposa, que trabaja en una agencia que organiza viajes seguros para la gente de color, no está enterada de nada, y su obsesión es conseguir un apartamento mejor para su familia y ampliar su tienda sin que sus negocios turbios salgan a la luz.

No es algo único de él: a lo largo del libro, vemos como muchos personajes de la comunidad tienen también negocios sucios bajo apariencia de respetabilidad, una forma de supervivencia en un barrio donde los policías pasan cada semana a recoger sobres para hacer la vista gorda y los mafiosillos y delincuentes campan a sus anchas.

Colson Whitehead nos conduce, de forma fresca y divertida, a través de ese Harlem de los años 60 con una escritura dispersa que nos hace ahondar en muchos de los personajes y sus motivos, con varios saltos que hacen la narración confusa, sobre todo cuando el primo está de por medio, algo intencionado para identificarnos con lo que siente Carney.

Con encuentros de todo tipo con todo tipo de personajes de distintos estamentos, nos presenta la realidad del barrio de una forma diferente, sin una trama mafiosa al uso, sino con delincuentes "de poca monta" como protagonistas. Por ello, es una lectura amena, aunque alejada del thriller o la novela policiaca que uno podría esperar.

Déborah F. Muñoz