El príncipe

Opinión:

Pocos tratados de teoría política han sido tan leídos, comentados y admirados como lo fue (y lo sigue siendo) "El príncipe", que escribió Niccolò Machiavelli (para nosotros, Nicolás Maquiavelo) en 1513, y que se publicó de manera póstuma en 1531. Tras haber sido acusado de conspirar contra los Médici, Machiavelli se confinaría en San Casciano, donde redactaría todo este tratado, que iría dedicado a Lorenzo II de Médici, duque de Urbino. No obstante, como se ha venido señalando estos últimos años, Niccolò Machiavelli no fue un adulador, sino que su objetivo era puramente patriótico: otorgar una guía de conducta y acción a los Médici para que recuperasen a su reino de la crisis en la que tristemente se estaban viendo sumidos.

Al empezar la lectura de "El príncipe", el lector se sorprenderá por afirmaciones tan tajantes como la siguiente: "si una persona desea fundar un estado y crear sus leyes, debe comenzar por asumir que todos los hombres son perversos". A lo largo de toda la obra, Machiavelli va defendiendo la tesis que lo haría pasar a la historia, que es la de la autonomía de la política respecto de la moral. En distintas ocasiones defiende el autor que los príncipes pueden abandonar las leyes de la moral para obrar de la manera que más les convenga, siempre que su objetivo sea favorecer al pueblo o mantener su poder. Con ello, queda claro el origen de la famosa frase que se le atribuye a este pensador, que dice que "el fin justifica los medios".

Como tratado de teoría política, muy regido por las normas de la retórica humanista, el texto busca también definir las posibilidades políticas del momento. En este sentido, diferencia entre los principados mixtos y los principados nuevos y profundiza también en todas sus posibilidades de gobierno (príncipe con servidores o príncipe con barones de antiguo linaje). De la misma manera, plantea las posibilidades del origen o el estado del pueblo sometido, y así categoriza entre los principados civiles y los principados eclesiásticos, o entre los pueblos acostumbres a unas leyes y los que no. Todo ello, además, viene ejemplificado mediante casos reales e históricos, unos más conocidos que otros, que engloban a las familias reales de todo el Mediterráneo y que pueden remontarse a tiempos de los antiguos romanos o al presente más inmediato del autor.

De igual forma, Niccolò Machiavelli reúne una importante retahíla de consejos en torno al arte de la guerra, desde el origen de las tropas (que pueden ser soldados mercenarios, auxiliares o propios) hasta los modos de atacar. De hecho, recomienda a los gobernantes que lean textos bélicos y tomen modelos reales para sus batallas. En último término, Machiavelli considera que la guerra es el verdadero oficio de los gobernantes, y ahí puede enlazarse perfectamente el tópico que antes comentábamos sobre 'el fin que justifica los medios'.

"El príncipe" de Niccolò Machiavelli es uno de los textos más emblemáticos no solo del Renacimiento, sino de la historia del pensamiento occidental. Una lectura obligada, en una magnífica traducción y edición de la editorial Navona.

Darío Luque