Anika entre libros

El lectoespectador

Ficha realizada por: Héctor Pascual
El lectoespectador

Título: El lectoespectador
Título Original: (El lectoespectador, 2012)
Autor: Vicente Luis Mora
Editorial: Seix Barral
Colección: Los Tres Mundos Ensayo


Copyright:

© Vicente Luis Mora, 2012
© Editorial Seix Barral, 2012

Edición: 1ª Edición, Enero 2012
ISBN: 9788432214080
Tapa: Blanda
Etiquetas: libros internet book crítica literaria literatura literatura española redes sociales
Nº de páginas: 272

Argumento:


Esto no es un libro sobre redes sociales, ni sobre televisión, ni sobre  las narrativa hispánica o norteamericanas que están influenciando a las nuevas generaciones. Tampoco es un libro sobre el poder de la imagen. El lectoespectador es un ensayo múltiple y dinámico, impulsado por una única preocupación: cómo miramos nuestro tiempo.
 
(sinopsis editorial)

 

Opinión:


Considere el lector las siguientes dos columnas:
 
Columna A                                              Columna B
 
Nietzsche                                                 Facebook
Virginia Woolf                                          Google
César Aira                                                Blackberry
Mario Bellatin                                           Twitter
Jean Braudillard                                      Apple
Agustín Fernández Mallo                       Dropbox
José Luis Brea                                        Al-Jazeera 
  
  
Un vistazo rápido a estas columnas revela dos cosas sobre el último libro (provocador y probablemente de los más interesantes que verá el 2012)  de Vicente Luis Mora: 1) que la literatura+pensamiento+filosofía y las nuevas tecnologías+branding+media forman la doble hélice sobre la que se construye el ensayo; 2) que la imbricación de texto e imagen, o dicho de otra forma, la disposición visual del texto sobre la página (mi ejemplo de las dos columnitas, lo reconozco, es pobre) constituye uno de los puntales teóricos del libro. 
 
Vicente Luis Mora parte de una premisa que cualquiera que tenga los ojos abiertos notará cercana, a saber: "que la cultura del siglo XXI es cada vez más visual, menos táctil, menos textual, menos discursiva". La imagen (al igual que las pantalla) le ha pedido prestada la omnipresencia a Dios. Y el papel de la literatura es incorporar esa realidad, llevar a cabo un maridaje entre imagen y palabra convirtiendo así, como aspiraba Nabokov, "al lector en espectador".
 
En el capítulo titulado "Literatura textovisual en Pangea: nuevas tecnologías narrativas" (a mi juicio el capítulo angular del libro y el más apasionante de leer) Mora desarrolla sus ideas sobre ese encuentro de imagen y texto en la literatura. Su análisis de las novelas House of Leaves de Mark Danielewski (2000) y jPod de Douglas Coupland (2006) son lúcidos y ayudan a esbozar nuevas posibilidades narrativas en las que la inclusión de  imágenes (o su supresión o ausencia) dejan el sentido abierto para que el lector lo complete (como en el caso de la obra de Danielewski) o muestran cómo el narrador omnisciente ("ese residuo anacrónico de la omnivisón medieval cristiana" according to Mora) es sustituido por un "narrador absolutamente objetivo y pangeico" como ocurre en el caso de jPod en el que es una impresora la que toma el papel de narrador al imprimir los documentos del disco duro del ordenador del protagonista, material que conforma la novela.
 
Los capítulos que Mora dedica a la percepción y las formas de ver ("La percepción fractal") o las implicaciones para la epistemología que la tecnología Google supone son también interesantes (no tanto así sus disquisiciones sobre los "grupos de señoras" en Facebook o su metatwitteo, que en comparación con otras partes del libro quedan como algo bastante accesorio y prescindible).
 
Hace tan sólo unas semanas Martín López-Vega le dedicaba a Mora en El cultural una crítica tan feroz y tan hooligan que los malpensados podrían imaginar nacida de la envidia (la falta de solidez de los argumentos  de López-Vega también parecen apuntar en esta dirección). 
 
Sí que es cierto que El lectoespectador tiene algo de programático, cosa que a mí particularmente no me molesta. Vicente Luis Mora escribe con la misma pasión, con la misma urgencia (y con la misma arrogancia) que los firmantes del Manifiesto Crack de aquel lejano 1996 en el DF mexicano; al igual que ellos Mora está intentado barrer lo viejo y lo caduco en el mundo de nuestras letras para abrir un espacio luminoso y cargado de posibilidades por el que toda una generación de escritores muy interesantes y heterogéneos (entre los que él mismo se incluye) está deseando hacer de las suyas. Yo por lo menos estoy deseando ver qué es lo que hacen ya que de lo que no hay duda es que las promesas contenidas en El lectoespectador, de hacerse ciertas, cambiarán para siempre el rostro de lo que entendemos por literatura. 
  
Héctor Pascual

 

 

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