El joven Alberto

Opinión:

Cuando hablo del cómic franco belga (BD), me vienen a la cabeza las dos escuelas predominantes en dicho arte, y las principales revistas del género en esas tierras. Así, hay una escuela que opta por el dibujo más cercano al realismo, con historias más pegadas a la realidad, y otra más caricaturesca, con historias más tendentes a la fantasía. Por supuesto, hecha la regla… todo evoluciona, y todo cambia. Las revistas que me vienen a la cabeza son Tintín, Spirou, Pilote… y personajes como Tintín, Chick Bill, Los hombrecitos, Asterix, Lucky Luke, Los Pitufos, Spirou, Gaston… no sé porqué, ese grupo nunca lo he asociado con Métal Hurlant, creada por Moebius (Jean Giraud) y editada por Humanoïdes Asociés. Bueno, en realidad puede que sí lo sepa; ese trata de una publicación tan al margen de las comentadas que, al menos para mí, siempre han sido como un mundo un tanto diferente, donde se presentaban historias de ciencia ficción y fantasía, muy diferentes a lo que normalmente (al menos yo) asociamos con el grueso del cómic franco-belga. Pero es que además, la historieta que estamos comentando es prácticamente un caso atípico; publicado en la mitad inferior de la tercera página de cubierta, nos presentaba a un pequeño y odioso, sarcástico y descreído, incluso rozando la criminalidad, para despedir cada número, dejándonos una sensación agridulce, de desasosiego, que nos hiciera pensar en lo amargo de la vida.

Como digo, el joven Alberto nos presenta a un ser que en muchas ocasiones roza la criminalidad, mezquino, violento, egoísta… es decir, un claro reflejo de la humanidad misma que, como muchas veces esta, no consigue que sus, a menudo, viles planes lleguen a buen (para él) puerto.

El personaje surge primero como secundario en las tiras de Bob Fish, bajo el nombre de Al Memory; al no continuar dichas tiras, en las que Al iba cobrando más protagonismo se crea ya el personaje de El Joven Alberto, que debutará en metal Hurlant en el número 59. Un tira cómica con un personaje desagradable e irritante. Podría decirse que el autor, Yves Chaland, era experto en crear ese estilo de personajes, una especie de parodias, tal vez pastiches de los grandes nombres (tanto personajes como autores) de la BD franco belga. Tiene en su haber personajes como Freddy Lombard (un Tintín postmoderno con una pizca de Spirou), John Bravo (una especie de Lucky luke), Bob Fish (trasunto de Gil Pupila), o el mismo Alberto que trasmitiéndonos la idea de un Tintín "oscuro", nació como parodia de los acompañantes juveniles de los protagonistas de los cómics.

Chaland utilizó sus creaciones para dar su particular visión del alma humana; si su dibujo, su trazo (acompañado por el color de Isabelle Beaumenay-Joannet, con colores primarios planos, en los que se integran los protagonistas) nos puede recordar a los más o menos clásicos de la BD (Hergé, Franquin, sus referentes), los argumentos podemos considerarlos lo opuesto a los héroes típicos de la BD. En este caso concreto, Alberto es un joven belga huérfano, de clase baja que afronta las estrecheces de la postguerra. Se sirve el autor para reflejar sus obsesiones, convirtiéndose así en una tira casi autobiográfica, en la que critica todo lo que acontece a su alrededor: la guerra, el amor, la ignorancia, la amistad, la patria, la política… Se convierte así, como venimos diciendo, en una especie de reverso oscuro de algunos de los grandes personajes de la BD a los que, curiosamente, homenajea en sus viñetas.

Como también hemos dicho, deviene esta tira en un reflejo de la sociedad, en un espejo donde podemos ver nuestras obsesiones, nuestros miedos, nuestros odios… Por eso Metal Hurlant cerraba con esta tira para dejarnos ese pensamiento, esa crítica y hacernos, a veces, replantearnos muchas cosas y, para eso, como hemos establecido, necesitaba unos personajes más apropiados que los viejos conocidos de la BD, a los que homenajea y parodia.

Se complemente este tomo con un artículo de Jean-Luc Fromental, y una muestra de anuncios, páginas inéditas, la editorial del último número de Metal Hurlant, etc.

Como muchos otros que estamos reseñando aquí, de diversas editoriales, parte histórica del cómic mundial.

J. Javier Arnau