El collar maya

Opinión:

Con "El collar maya" se aprovechan las características propias de ser un producto digital y se presenta un nuevo formato: la novela multimedia.
 
Además de la historia en sí, que es su razón principal de ser, los variados complementos que la acompañan permiten adentrarse mucho más en la trama. También y para quien sienta una especial curiosidad, se ofrece la trastienda del autor, el cual nos muestra completo el proceso que siguió para su desarrollo desde la primera idea hasta llegar a la obra completa.
 
La trama está muy bien documentada, tanto la parte que transcurre en el pasado como la actual, no en vano Teo Palacios tiene una especial afición por la novela histórica, con un título publicado, "Hijos de Heracles", y otros que aparecerán en breve, donde ese aspecto es fundamental para que la narración sea bien recibida.
 
Por una parte, eso se puede apreciar en los antecedentes de la historia situados primero en la época del esplendor de la civilización maya y posteriormente en la presencia española en esas tierras en el siglo XVI.
 
Por otra, ya en nuestra época actual, en cuanto a los lugares de Sevilla donde ocurre la acción principal de la novela, como es la catedral de Sevilla. Que si es el caso de que no la hayamos visitado anteriormente, tanto las descripciones ofrecidas en la novela como la inclusión del plano de su planta, el cual está enlazado a los planos interactivos del autor que también se suministran, nos dará cumplida idea de su grandiosidad.
 
El lenguaje utilizado en la novela sigue en todo momento las formas actuales, sin intentar una artificiosa composición en las situaciones correspondientes a siglos pasados, que tal vez nos resultase extraña por desacostumbrada y que tampoco es necesaria, pues la atención se centra con rapidez en lo que acaece en el presente.
 
Dado el tema, "El collar maya" es una novela con la fecha de caducidad un tanto corta, por lo que es recomendable leerla antes de la segunda quincena de este diciembre próximo.
 
Esa será la mejor manera para disfrutar de su absorbente intriga y poder sentir con claridad la inquietud que transmite sobre los posibles propósitos de quienes quisiesen aprovechar esa fecha concreta del 21 de diciembre de 2012 para sus propios fines, sin que les importe en absoluto las consecuencias que nos puedan acarrear a los demás. 
  
Selin