Dulce hogar

Opinión:

Con una prosa filosa y hábil, Pablo Rivero fabrica en su obra, "Dulce hogar", una narración escalofriante con un argumento repleto de claroscuros y con protagonistas enrevesados que se atreverán a todo. Una novela de suspense perturbador, una postal social de advertencia sobre la presión a la que son sometidas las mujeres y los hombres, con asuntos actuales como la maternidad, el miedo al fracaso o la felicidad simulada. Una historia arrolladora que se detiene justamente en el miedo, ese miedo que alimentamos hasta llevarlo a niveles morbosos, de los que hacia el terror hay un solo paso. Esta es una historia oscura e intensa.

El comienzo no puede ser más aterrador, con un hacha por medio, dedos cercenados y sangre derramada... Una escena dura de leer, donde el lector deberá investigar cómo se llegó a esa situación. Toda la trama transcurre en una urbanización de lujo a las afueras de Madrid. Aquí el autor no quiso enseñarnos la moraleja de que la tragedia también ocurre entre la gente adinerada. Rivero utiliza más bien el mundo del engaño y la corrupción para mostrarnos gente sin escrúpulos.

La novela se encuentra narrada en tercera persona y el protagonismo lo van a compartir por igual dos mujeres, Julia, ex azafata obsesionada con ser madre, y Laura, su vecina anciana. La parte de Laura la hallaremos escrita de otra forma, diferenciándose bien del resto de la narración.

No va a faltar detalle para que el misterio y la angustia tengan al lector enganchado. Los capítulos son cortos, de tres o cuatro páginas, y siempre terminan de forma angustiosa. Querremos saber más, de ahí su enganche. Un drama del pasado, un edificio misterioso de enfermos mentales, un joven acosador, un mensaje extraño salido de la boca de un anciano... Todo ello mientras Julia se siente vigilada. De ese control saldrán algunas escenas picantes.  

Tampoco creáis lo que leáis, no hagáis demasiado rápido a los buenos, buenos y a los malos, malos... nuestro autor no escribió quinientas y pico páginas para que lleguéis pronto a alguna conclusión. Os adentraréis en muchos giros y algunos personajes secundarios ayudarán a imaginar asuntos.

Hay un momento muy interesante en que esta historia se junta con otra novela del mismo autor, los que lo sigáis vais a disfrutarlo.

Mentiras, secretos, dobles caras, el poder del dinero... ¿hasta dónde llega esta gente para obtener lo que quiere? Y la peor pregunta, ¿quien padece sus daños colaterales, obtiene justicia?

Lo que iba leyendo me gustaba, pero algo chirrió, un hecho que no me cuadraba, no podía ser un error del autor, eso estaba claro, ¿entonces? Tuve que esperar a las últimas páginas y ahí tuvo su significado. Es verdad que otras cosas no tenían sentido, si ella es tan miedosa, no entendí que quisiera vivir en un lugar tan apartado o mudarse antes de que estuvieran las alarmas puestas, pero son asuntos que en sí no molestaron a la hora de seguir el misterio. 

En ningún instante creí estar ante la novela del año, aun así, tampoco la puedo catalogar de novela para pasar el rato, hay suficiente calidad tanto en su manera de estar escrita como en la imaginación que le puso Pablo. Ambas protagonistas se sienten auténticas, el enigma que lo envuelve todo es buenísimo. Escenas de terror psicológico hay prácticamente en cada capítulo, y el terror del de gritar lo iremos saboreando hacia el final.

¿Y el final? Simplemente bestial. No os encariñéis mucho con algunos personajes, advertidos os dejo.

Una tragedia del pasado, un plan del presente.

Si juegas con fuego… puedes arder.

Bienvenidos a hogar... "Dulce hogar". La mejor novela hasta ahora de Pablo Rivero.

Violeta Lila