Cosas que los hombres odian con razón

Opinión:

G. K. Chesterton es uno de esos autores inextinguibles, cuya enseñanza y sabiduría nos puede acompañar en cualquier etapa y momento de la vida. Por ello la editorial Encuentro hace muy bien en recuperar para el lector en español sus artículos de prensa. Si ya teníamos volúmenes dedicados a su producción entre 1905 y 1910, "Cosas que los hombres odian con razón" recoge las maravillas que produjo en 1911. En la colección hay artículos memorables, que sirven para trabajar con ellos en una escuela de periodismo, para enseñar cómo debe ser un artículo de opinión en el que la autoría reina y manda. Podría quedarme con muchos, todos, pero son muy especiales el del 25 de febrero, titulado «¿Qué es un mendigo?», o el del 22 de julio, «La conveniencia de retroceder para ver mejor.»

Si Chesterton es conocido por algo es por su ingenio penetrante y su prosa inteligente, apabullante, inmensa. Su opinión siempre es fundada e interesante, abre facetas que han pasado desapercibidas para todos los demás. Es lo que tiene ser un genio, que ves mejor que nadie y vas más lejos. De esta forma, esta recopilación de sus mejores artículos periodísticos de opinión no es solo un testimonio de su habilidad como escritor, sino también un reflejo de su aguda comprensión de la sociedad.

El inglés, cuya carrera abarcó desde finales del siglo XIX hasta principios del XX, fue un prolífico escritor cuyas obras abarcaron una amplia gama de géneros. Las novelas del ciclo del Padre Brown fueron su gran éxito, pero no dejen de interesarse por su periodismo, pues sus columnas no fueron meras opiniones pasajeras; eran destellos de genialidad que iluminaban las complejidades de su tiempo con una claridad y perspicacia que aún resuenan hoy.

Lo que hace especial a esta colección es la atemporalidad de los temas tratados por Chesterton. O más que eso: la actualidad de cuanto dice. Desde la política hasta la antropología, su escritura trasciende la época para tocar las fibras más profundas de la condición humana. Su estilo es inconfundible: una mezcla de sátira, cultura, paradoja y un catolicismo militante, servido de una manera elegante, nada dogmática.

Todos los artículos aquí contenidos desafiarán las convicciones del lector, porque Chesterton no se conforma con la superficie; bucea en las profundidades de cada tema encontrando perlas que tantos otros han decidido ignorar o no han podido ver.  

El libro viene además precedido, como el resto de la colección, de una introducción breve a cargo de María Isabel Abradelo de Usera (también traductora del volumen, junto a Montserrat Gutiérrez Carreras) y Pablo Gutiérrez Carreras. En ella se nos dice que en estos artículos es donde el autor «más puso de sí mismo.». Lo creemos.

Desde luego que en este Chesterton está todo Chesterton, su intensidad verbal, su ingenio, su perspectiva lúcida. Disfruten del mejor periodismo, aquel que no tiene fecha de caducidad.

Rafael Ruiz Pleguezuelos