Café amargo

Opinión:

Nunca había leído a Simonetta Agnello Hornby y, lo primero que me gustaría destacar de ella, porque fue lo primero que llamó mi atención al adentrarme en su historia, es la forma tan limpia y bella que tiene de narrar. Su prosa es, ¿cómo decirlo? suave, tranquila, transmite una sensación muy agradable de paz, como si el lector estuviera escuchando la historia en labios de un anciano/a sabio al calor de un fuego... Sé que no estoy siendo demasiado objetiva y que quizás empleo demasiadas metáforas para una reseña, pero realmente la manera de narrar de la autora me ha hecho sentir como en casa. No abunda en descripciones ni se pierde en párrafos enrevesados, sino que es directa y concisa, pero sabe seleccionar qué escenas relatar y cómo hacerlo para mantenerte atrapado en el ritmo tranquilo que domina sus páginas. Por ello, quizás esta novela pueda parecer algo lenta a algunos lectores (no ha sido mi caso) pero, esa lentitud es engañosa: constantemente están ocurriendo cosas, la novela no abusa de longitud en comparación con la cantidad de años que abarca la trama y la cantidad de hechos que nos relata.

Mención especial merece la atmósfera que Agnello recrea. Cualquiera que piense en Sicilia puede traer a la mente imágenes de capos de la mafia pero en "Café amargo" Sicilia es un personaje más y no el marco para desarrollar un entramado mafioso. Se toca el tema político, por supuesto: la familia de María es socialista convencida y, recordemos que los años que abarca la historia (primera mitad del siglo XX) son importantísimos no sólo a nivel de las dos Guerras Mundiales, sino por el avance y triunfo del fascismo en Italia. El tema está tratado abiertamente y configura a la perfección el ambiente, a veces peligroso, a veces lleno de incertezas, donde habitan los personajes.

Y hablando de personajes: ¡qué personajes! Al principio he de confesar que tuve que hacerme dos árboles genealógicos (como me ocurrió con "Cien años de soledad" y como pasa cuando lees a los grandes autores rusos del s. XIX). Las familias Marra y Sala son numerosas... y todos sus miembros aparecen y actúan en mayor o menor medida en la novela. Sin embargo, pronto el foco se centra en los verdaderos protagonistas de la historia y no hay pérdida posible. Me ha encantado cómo perfila sus personajes la autora. En especial, Maria. "Café amargo" no existiría sin ella (y posiblemente Pietro no habría sobrevivido mucho sin ella tampoco). Toda la historia pivota alrededor suyo y es un personaje tan humano, tan bien construido y tan fuerte... Desde sus primeras intervenciones descubrimos que, pese a su corta edad (15 años cuando empieza la novela) es una joven con los pies en la tierra, culta y muy responsable; comenzando así, solo puede ir a mejor. Y lo hace.

No puedo entrar en detalle porque os destriparía la novela, pero creedme si os digo que Maria es de esos personajes que se quedan contigo cuando acabas el libro.

En resumen, una buena novela, una historia que se lee con interés y deja muy buen sabor de boca (a pesar de su amargo título).

Ana Vanesa Cremades