Armas de instrucción masiva

Opinión:

Este libro no es nada recomendable para padres, profesionales de la enseñanza y autoridades académicas y políticas que estén satisfechos, o al menos participen activa y voluntariamente, con el estado actual del sistema educativo. Es una diatriba agresiva, mordaz, que deja sin aliento a los interesados en este debate al poner más énfasis en las críticas, muchas de ellas más que comprensibles, que en propuestas concretas, que se diluyen en una defensa general de las virtudes de una enseñanza basada en el espíritu crítico y alejada de una ocupación interminable de horas en jornadas más largas que las que permite la legislación laboral a los trabajadores, enfocadas en provocar un estado mental propicio a la inercia de acumulación de contenidos inservibles a costa de formar ciudadanos libres e independientes.

Entroncando con los valores históricos del libertarianismo norteamericano, el autor despliega numerosos ejemplos que evidencian la contradicción entre éxito académico y logros sociales en términos de creatividad, prestigio, poder o riqueza. Taylor Gatto denuncia un modelo académico concebido en las cocinas del Estado prusiano y muy influenciado por los procesos de industrialización de los dos últimos siglos, y muy especialmente por la crisis que viene aquejando a la sociedad norteamericana desde su momento de máximo esplendor en la década de los años 50 del pasado siglo. Uno puede discrepar de muchas de las tesis del autor, como la inexistencia de ningún elemento positivo en la escolarización obligatoria mientras propone alternativamente la educación en los hogares, pero hay que reconocerle que ha sabido poner el dedo en la llaga de los abundantes problemas que hoy pueblan el sistema educativo del mundo.

Cuando uno observa enfoques educativos pensados en términos de adoctrinamiento moral o social, a niños convertidos en adictos a tecnologías más dañinas que beneficiosas en las pocas horas que pasan fuera de sus encierros lectivos, cuando uno contempla la obsesión de muchos padres en alargar las jornadas educativas con un abanico de clases y actividades extraescolares más pensadas en consumir el tiempo que en aportar una educación adicional coherente con los contenidos de la enseñanza obligatoria, cuando se piensa más en evaluar constantemente la capacidad de memorizar que en fomentar la capacidad de asociar ideas y conceptos sin las limitaciones de los compartimentos estancos de conocimientos basados en una estructura de asignaturas absolutamente antigua y convencional, u observar las ventajas en términos de redes o promoción social de una enseñanza privada elitista absolutamente despreocupada en justificar la exigible legitimidad en términos educativos de sus jugosos ingresos, se entienden muchos de los argumentos y actitudes de Taylor Gatto, aunque al mismo tiempo uno pueda sentir una más que justificada frustración ante su carencia de una propuesta alternativa bien estructurada y argumentada.

Una de las virtudes de esta obra es que confronta a la actual sociedad a su propia imagen, en un juego violento de espejos en el que se reflejan todos sus problemas y contradicciones, muchos de ellos germinados en un sistema educativo que, a pesar de su formidable coste económico y social, ofrece sombras y a menudo una enorme insatisfacción e incluso frustración en muchos padres y profesionales educativos concienciados. Baste visualizar los frecuentes programas de televisión donde se evidencia una enorme ignorancia en términos de cultura general de muchos de sus jóvenes protagonistas famosos por dudosos méritos, esa infame victoria cotidiana de la adoración al cuerpo frente al intelecto en una absurda e innecesaria confrontación, el triunfo de la imagen virtual basada en cánones de belleza o de consumo omnipresentes que sólo conllevan frustración e incluso en numerosas ocasiones enfermedades, como anorexia u obesidad, en una plaga característica de esta era, o la desmovilización social de generaciones que se suceden más preocupadas por su capacidad de consumo que por otros valores más humanos, para poder compartir sin excesivo esfuerzo que algo falla en el actual modelo y que no se están proponiendo remedios.

Es probable que haya páginas de este libro que provoquen irritación en el lector, es posible que no se compartan muchas de las reflexiones y argumentos del autor, pero es innegable reconocer el mérito de una persona, que ha dedicado décadas a la enseñanza, al plantear de cara los problemas que vemos todos los días, en una institución, la enseñanza, cuya "evolución" ha sido más evidente en los recursos tecnológicos que en cambios reales en los formatos, enfoques, estructuras y contenidos, que han de repensarse hoy más orientados a una sociedad en pleno cambio de paradigma global, que a la vetusta sociedad industrial de ya casi lejano recuerdo, que prefería a los niños encerrados en feas estructuras de ladrillo repletas de pupitres donde metabolizar progresivamente, gracias a un esquema de grados diseñados según la capacidad de memorizar, su rol futuro como abnegados y pacíficos entes productivos.

Una evolución no basada en términos de cacharrería y acceso a ingentes bases de datos o plataformas de comunicación interpersonal o colectiva, como sería fácil pensar cuando hablamos de sociedad de la información, sino en la capacidad de reflexionar hoy, con urgencia, sobre cómo los jóvenes afrontarán los grandes retos que el futuro plantea en términos de identidad, libertad y seguridad concebida en términos de bien-estar. Un libro incómodo, vehemente, polémico, pero a la vez muy necesario, para toda la gigantesca comunidad de afectados por los problemas actuales de un sistema educativo que debe repensarse, de acuerdo con los colosales y radicales cambios que la sociedad hoy ya está viviendo en este nuevo siglo. Enhorabuena a la editorial Almuzara por la publicación de este libro.

Jorge Riet