Adelaida & Coco

Opinión:

Cuando tienes un gato -o los que sean-, la vida cambia radicalmente. Eso lo sabe Adelaida, que es una mujer independiente, trabaja en casa, fan de las redes sociales y, que tiene a Coco, un gato negro, muy suyo, que no se sube en su regazo, ni le lame, que parece ir a su aire, pero que está con ella cada día.

Una mujer con gato, su novio -alérgico a los gatos además- y varios amigos: una hippie, un señor metálico (que no metalero) y una amiga fan de la astrología y los asuntos de la naturaleza. En fin, todo un grupo que parece secundarla, a pesar de su incertidumbre existencial, sus dudas y su sensación de vacío interno. Adelaida se siente "descafeinada", en sus propias palabras. Le falta algo, según ella.

En ese viene y va de trabajo intenso y vida social escasa, Coco deambula en su mundo, compartiendo sus experiencias y transmitiéndole su sabiduría felina. Porque ser gato es todo un reto. Ellos no hacen malabares con el tiempo, ni viven una vida intensa de actividades, hacen lo que les entusiasma y punto. Tienen sueño, duermen. Tienen hambre, comen. Quieren dar un paseo, lo hacen. Son muy zen estos gatos. Una cosa a la vez, prestándole toda la atención del mundo.

Así, Adelaida se convierte en aprendiz de la vida gatuna, observa atenta como Coco le muestra eso de vivir el presente. Tan fácil para ellos, tan complicado para nosotros los humanos. Porque, en realidad, parece que le tenemos horror a lo estático, ni durmiendo -las más de las veces-, descansamos. Llevamos al cerebro a su agotamiento: más, más, más. Tiempo, actividades, gastos. "¡Relájate, humana!" - parecen decirnos estos peludos que habitan nuestras vidas y nos miran fijo, parpadeando. "Todo está bien". Nos lo dicen muy serios, mientras se lamen algún cachico de pelo que se les quedó fuera de lugar. Muy zen. Muy felino. Cada gato un mundo, como es cada persona en esta sociedad que vivimos.

Coco es un peludo negro como la noche, indepediente, muy suyo. Coco es un compañero de vida que no es, quizás, el modelo que se ajusta a Adelaida, puesto que nunca le lame, ni le deja acariciarlo mucho tiempo, pero es el compañero que le ha tocado en suerte y así le quiere y le respeta. Hacen buenas migas ambos, compartiendo los días, disfrutando de cada uno con sus buenos y malos momentos, incluso en sueños.

Un cómic que se lee rápido, hecho con trazos gruesos -en dos colores-, sobre una humana y su gato, su vida cotidiana, sus amistades y sus incertidumbres. "Adelaida & Coco" refleja un sentir global: una idea de lo efímero que es todo y que la vida se vive día a día. Es lo que tiene tener un gato, es la versión gráfica del presente, de ese "aquí y ahora" tan de moda últimamente. Se lee rápido, sí, pero hay que disfrutarlo a sorbos largo y pausados. Como un buen café por la mañana, hay que leerlo sin prisas. Disfrutando cada sorbo. Como la vida misma. Como cada segundo de tus días.

Carol Inabé Barba