La galga. Una perra en adopción

Opinión:

Sara Caballería nos trae "La galga. Una perra en adopción", una novela gráfica muy real, llena de amor y con un mensaje claro: tenemos que ser responsables con nuestros animales, pensarlo bien antes de tener uno, respetarlos y cuidarlos, ya que no son un juguete.

Sara Caballería ha sabido recoger muy bien, en pocas páginas, todo lo que engloba tener un perro.

Mar es nuestra protagonista y un día decide adoptar una galga. Pero la adaptación no es fácil, ya que Bruma, que así se llama la galga, ha tenido una mala vida a manos de un cazador. Mar tendrá que ganarse poco a poco su confianza para que Bruma deje de tener miedo.

Comenzamos con la triste realidad: los perros abandonados, maltratados y en perreras o centros de adopción.

En este caso nos centramos en la raza de los galgos, un perro que se usa para la caza, y que cuando ya no sirve por edad o porque no se le dé bien, en el mejor de los casos es abandonado. En el peor, asesinados de mil maneras, la más conocida la "piano playing".

Tal y como Mar nos demuestra, adoptar un perro así no es fácil, tiene muchos traumas y miedos, hay que tener paciencia y saber ganarse su confianza. Bruma rompe cosas, le da miedo quedarse sola y llora, pero Mar sabe ser paciente. No así su pareja, Carlos, que además, considera que por culpa de Bruma su relación se ha roto. Después nos daremos cuenta de que no es así.

Me ha recordado mucho a las típicas parejas que están mal y deciden tener un hijo para tener un cambio... en este caso, con Bruma, es algo parecido. Pero Mar nos hace ver que Bruma es ahora su responsabilidad y que no se puede devolver como si fuese un juguete. También tenemos que contar con que nuestro peludo necesita salir, correr y no puede estar encerrado en casa.

Además, también conlleva gastos, no sólo de alimentación, sino también veterinarios, como las vacunas, o si se encuentran mal, se hacen una herida... y por desgracia, son cuidados caros. Pero los tenemos que asumir para que nuestra fiel amiga esté sana.

La vida de Mar comienza a cambiar en muchos aspectos, cambia sus rutinas, sus prioridades pasan a ser otras, se conciencia más con la naturaleza, los animales y cambia sus hábitos alimenticios, cambia de trabajo... Quizá en la vida real no sean cambios tan llamativos ni bruscos, pero lo que cualquier persona que tiene un animal sabe es que una mascota nos cambia la vida, da igual perro, gato, pájaro, roedor... todos tienen algo.

Bruma se convierte en su apoyo cuando Carlos se va, consigue que Mar tenga confianza en sí misma y que siga para adelante, ya que se tiene que encargar de ella. Se entienden y nos demuestran que la amistad pura existe y que juntas pueden superar cada una sus miedos y conseguir lo que se propongan.

Las ilustraciones me han parecido de lo más tiernas, tipo anime. Son en blanco y negro, con sus diferentes tonalidades. El toque de color viene dado en naranja y la autora de nuevo juega con diferentes tonos e intensidades para dar más vida y alegría a los personajes. Algunas de las expresiones son muy graciosas y todas tienen muchos detalles, como cuando a Mar se le dibujan ojos de corazones cuando ve a Bruma, o la típica bola de lío en la cabeza de un personaje para mostrar enfado o confusión. Me gustan mucho todos esos toques, ya que le da más carácter a la historia.

Lo que más me ha llamado la atención es lo bien que Sara Caballería ha sabido reflejar la mirada de Bruma, asustada, con miedo y sobre todo, cuando empieza a coger confianza con Mar y no se separa de ella. Esos ojos pidiendo cariño, comprensión y sobre todo, mostrando sincero cariño y amor cuando ya confía en Mar. Una mirada de agradecimiento por haberla salvado y cuidado. Bruma en todo momento es muy expresiva y quienes tenemos perros sabemos ver en ella las expresiones de los nuestros muy bien conseguidas.

"La galga. Una perra en adopción" me parece una novela gráfica emotiva, real y que gustará a todos los amantes de los animales. Ideal para regalar y sorprender. Quienes tengamos perros en casa, nos veremos muy bien reflejados en la historia.

Vane Gómez